Ana Botín quiere eliminar cualquier vestigio del Popular. Y ojo, porque no hablamos únicamente de la marca, que se da por hecho -ha sido el modus operandi del Santander en todas las absorciones- sino, sobre todo, de la figura jurídica del banco que presidía Emilio Saracho.

En otras palabras, Botín no va a aprovechar la personalidad jurídica del Popular -banco con 92 años de historia- para otorgársela a Santander España. Y esto es muy importante porque, de esta manera, la presidenta del Santander hace imposible una vuelta atrás en la adquisición del Popular si así lo ordenara la sentencia de cualquier tribunal de justicia nacional o extranjero.

Elimina, incluso, la ficha bancaria. Y no sólo del ‘Popu’ sino también del Pastor, algo que no ha gustado nada al presidente de la Xunta. Efectivamente, Alberto Núñez Feijóo siempre ha presionado para que el Pastor mantuviera su marca, algo que el Popular siempre ha respetado. Incluso, mantuvo su independencia como entidad, con consejo de administración propio.

Tras la intervención y posterior venta del Popular al Santander por un euro, Botín aseguró que estudiaría mantener la marca Pastor. Pues bien, no sólo no va a mantener la marca sino que va a eliminar también su figura jurídica y su ficha bancaria. Hay que borrar cualquier vestigio del Popular.

Luego vienen los nombres propios, los directamente afectados por estas medidas. Por ejemplo, Rodrigo Echenique e Isabel Tocino. El de la exministra de Medio Ambiente con Aznar es uno de los más sangrantes: abandonó el consejo del Santander para ser vicepresidenta de Santander España -recuerden, sin personalidad jurídica propia- y presidenta del Pastor.

Otro afectado es Rodrigo Echenique, cuyo distanciamiento con Botín ha aumentado en los últimos meses porque, según las malas lenguas, ahora tiene que trabajar. Echenique soñaba con convertirse en presidente de una filial con personalidad jurídica propia y no seguir como el máximo responsable -presidente, sí, pero de algo etéreo- de una mera división del banco. Y lo mismo les ha ocurrido al resto de miembros del Consejo de Santander España.

No sólo a ellos, también a los nuevos consejeros del Popular y del Pastor, nombrados tras la absorción, lo que nos lleva a preguntarnos para qué nombrar un nuevo consejo si a los pocos meses va a desaparecer. En esta misma línea, si Santander España es una división, ¿para qué un consejo de administración?

En resumen: ¿Seguirá existiendo el Banco Popular? No. ¿Existirá un Santander España que sustituya al Popular? Tampoco. Y la fusión jurídica va mucho más deprisa que la fusión de la marca. Así lo ha ordenado Ana Botín.

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