- El grupo venderá el 49% de la filial de agua, su joya de la corona, al fondo australiano IFM.
- La aportación del mexicano a FCC queda en los 1.150 millones invertidos desde 2014, ni un euros más.
- Nuevo zarpazo a Aqualia para salvar el problema de la deuda corporativo: fue garantía en la emisión de 1.320 millones.
- Reacción positiva en bolsa (3%): pone en valor del negocio de agua, aunque FCC se quedará sin el 49% del dividendo.
El grupo
FCC ha informado este martes que negocia con el fondo australiano
IFM Global Infrastructure la venta de un 49% de su filial de agua
Aqualia, su joya de la corona.
Es un paso significativo, que muestra una doble realidad:
Carlos Slim ya no invierte es España y se aprovecha de nuevo de Aqualia para sacar de apuros al grupo. La reacción en
bolsa ha sido positiva (sube entre un 3% y un 4%), sin otra explicación que la posible puesta en valor del
negocio de gestión de aguas de la filial, la más golosa en estos momentos del Grupo, con una facturación de 13,5 millones repartida en 1.100 municipios en 22 países. Es la tercera del sector en Europa.
El primer
zarpazo de
FCC a Aqualia fue la
emisión de 1.320 millones en bonos, en junio, para arreglar el problema de la
deuda corporativa (3.810 millones), con la garantía de la filial. No sentó bien al equipo directivo de Aqualia, precisamente porque
dejaba apalancada a la filial más fiable por cifra de negocio y previsiones del grupo.
Ahora llega el segundo
zaparzo, con igual fin. La venta del 49% de la filial supondrá también que el
fondo IFM -"las negociaciones están avanzadas"- cobrará el
dividendo correspondiente a ese porcentaje. A cambio,
FCC se embolsará una suma importante.
A partir de ahí caben las conjeturas, aunque todo apunta a la solución de la deuda corporativa. Y eso, paradójicamente, prueba una segunda realidad:
Slim no invierte un euro más en FCC de lo que invirtió, en 2014 (650 millones a través de
Inmobiliaria Carso) a los que se sumaron después otros 500.
Dicho de otro modo: el mensaje de Slim no cambia: para arreglar el problema de la deuda -tras el acuerdo de refinanciación, en marzo. con los bancos-, juega todo el grupo.
El grupo manda y las filiales obedecen; o sea, lo importante es el grupo (el todo), aunque los problemas los tenga FCC.
Rafael Esparza