El Corte Inglés afronta dos grandes proyectos para reducir deuda
Instrumentos de grabación empiezan a parecer en domicilios de antiguos directivos de El Corte Inglés. Y es que la guerra en la Cumbre amenaza con desangrar a una empresa con 130.000 trabajadores. Por partes.
Decíamos ayer que el enfrentamiento entre las hijas de Isidoro Álvarez, Marta y Cristina Álvarez Guil, y su primo, Dimas Gimeno, a quien el anterior presidente nominó como sucesor, impide un pacto de accionistas, la opción más lógica. Ahora mismo Marta y Cristina Álvarez Guil afrontan la reacción de un presidente al que han dado un ultimátum y a quien han pretendido cambiar por Manuel Pizarro.
Y la auditoría de Seguridad, que afecta a Juan Carlos Fernández-Cernuda, se convierte en la clave
Pues bien, lo primero: Dimas Gimeno se niega abandonar la Presidencia y plantea la convocatoria de una Junta extraordinaria, no para evitar su cese, sino para que los accionistas decidan sobre las zonas de sombra de El Corte Inglés. Zonas de sombra que, cómo no, nos llevan al personaje más inquietante de los grandes almacenes: Juan Carlos Fernández-Cernuda. Responsable de Seguridad, ahora sometido a una auditoria y por el que pasa todo, absolutamente todo, en El Corte Inglés: Cernuda apoya a Marta y Cristina contra Dimas Gimeno.
Hasta el Gobierno anda preocupado por El Corte Inglés, y mientras, el enfrentamiento interno es aprovechado por Amazon, que estaría encantado de comerse a El Corte Inglés, al igual que el jeque Al Thani, otro peligro presente en el Consejo.
Vamos, que hasta la salida a bolsa resultaría ahora una buena ida.
Por si fuera poco, las peleas internas llaman al fantasma de Amazon, que haría cualquier cosa por comprar el Corte Inglés
Y como éramos pocos, salta la bomba. A las cuatro querellas interpuestas por los dos hermanos de Isidoro Álvarez, César y María Antonia, contra Marta y Cristina Álvarez Guil, ahora viene la quinta, la más explosiva: María Antonia Álvarez lleva a los tribunales el corazón del conflicto: la adopción (es decir, la herencia) de Marta y Cristina Álvarez Guil por su hermano Isidoro Álvarez, lo que les ha otorgado poderes económicos sobre el 15% de El Corte Inglés y políticos sobre el 22,5%. Es decir, que son las primeras accionistas, tras la Fundación Ramón Areces.
La demanda cuestiona la adopción en sí misma y, sobre todo, la fiscalidad subsiguiente, en primer lugar por que cuando Isidoro Álvarez adopta a Marta y Cristina, las dos hermanas ya cuentan con 40 años de edad, casadas y con hijos.
En definitiva, directa al corazón del actual reparto accionarial.
¿Y no sería mejor un pacto de accionistas? Desde luego, en el Gobierno, en concreto en la Vicepresidencia, creen que sí. Pero está claro que el pacto entre los accionistas (IASA, Mancor, Ceslar, etc.) resulta ahora más difícil que nunca.