Borja Prado. el amigo italiano, se ha enfrentado a una de las juntas más reivindicativas de los últimos años.
La dirección y los sindicatos de Endesa están negociando el quinto convenio colectivo, una mala continuación del firmado en 2012, y eso se nota. Se nota, por ejemplo, en las 4.000 personas, según los sindicatos, que se han concentrado este lunes a las puertas de la sede de la compañía en Madrid, donde se ha celebrado la Junta General de Accionistas de 2018. Pitos, petardos, bocinazos… el ruido era ensordecedor al paso de los asistentes a la reunión.
Sin duda, ha sido la Junta más reivindicativa de los últimos años. De las siete intervenciones, cuatro han ido dirigidas al accionista mayoritario, la italiana empresa estatal Enel, y no precisamente para alabar su papel en la compañía. Carlos Vila, del sindicato independiente de la energía, ha resumido el malestar del resto de minoritarios: “El único objetivo es aumentar el dividendo de Enel a costa de Endesa”, ha resaltado durante su intervención.
“Ustedes (Enel) se quedaron con Latam, hicieron caja, repartieron un dividendo equivalente a 12 años de beneficios de Endesa, y la acción perdió el 50% de su valor, pasó de 30 euros a 15 euros”
Y no ha sido el único que ha lanzado mensajes contra los italianos. Manuel Jaramillo, de UGT, además, le ha exigido compromiso al presidente, Borja Prado: “Le pedimos que defienda a sus trabajadores”, le ha espetado. Jaramillo ha sido uno de los más duros con Enel, a la que ha responsabilizado por la “descapitalización de la compañía”.
Y a los políticos de los partidos con representación parlamentaria presentes en la Junta, invitados por la dirección, el representante de UGT les ha recordado que si Endesa está en manos de los italianos es por una “decisión política”.
Pero no han sido sólo los sindicatos. Pedro González, un accionista minoritario desde hace muchos años, no ha podido ocultar su malestar. “El 30% de los accionistas de esta compañía no estamos representados”, ha comenzado, para luego dirigirse directamente a la presidenta de Enel y consejera de Endesa, Patrizia Grieco, y al consejero delegado de la italiana y vicepresidente de Endesa, Francesco Starace:
“Señores de Enel, hoy me embarga una profunda tristeza y desolación”, les ha dicho. “Ustedes se quedaron con Latam, hicieron caja, repartieron un dividendo equivalente a 12 años de beneficios de Endesa, y la acción perdió el 50% de su valor, pasó de 30 euros a 15 euros”.
Y sobre las remuneraciones, otra llamada de atención: el Consejo se la ha aumentado un 6,4% mientras que los sueldos de los trabajadores sólo ha subido un 1,05%.
Para terminar, lo nunca visto: el secretario de la Junta ha recriminado a los intervinientes: “No procede que un accionista interpele a otro accionista”, les ha dicho muy educadamente.
Ni siquiera ha faltado Antonio Cuéllar, alcalde de Cubillos del Sil, donde la eléctrica tiene una planta térmica. “El carbón nacional tiene que ser estratégico y participar del mix energético”, les ha pedido.
Y sobre las remuneraciones, otra llamada de atención: el Consejo se la ha aumentado un 6,4% mientras que los sueldos de los trabajadores sólo ha subido un 1,05%.
Por su parte, hemos visto a un Borja Prado muy conciliador con los sindicatos -les ha agradecido el tono de sus intervenciones- y dispuesto a ir de la mano del Gobierno en la reforma del sector. En esta línea, ha asegurado, en un encuentro posterior con periodistas, que Endesa no va a cerrar ninguna planta si ello afecta al precio de la luz o a la seguridad del suministro. Por supuesto, tampoco va a cerrar ninguna instalación que sea rentable.
José Bogas, Ceo de Endesa, ha sido más concreto y ha recordado al Gobierno que “es necesario replantearse la elevada carga fiscal que existe sobre la generación eléctrica”. Todo, por supuesto, desde el diálogo y el consenso.