- La última tomadura de pelo de Juan Luis Cebrián: 7 millones de indemnización… y, sin embargo, continúa.
- Eso para una empresa que Janli ha arruinado varias veces a lo largo de los últimos años.
- Y cuyo patrimonio neto negativo se eleva a 485 millones de euros.
- Y encima, pretende seguir mandando, y cobrando, en Prisa, desde El País SL.
- Mientras, los resultados siguen siendo un desastre.
- Ojo, el problema de la prensa vegetal ya no es que no venda: el verdadero problema es que se desploma la publicidad.
- Porque eso aplasta el presente pero, sobre todo, destruye el futuro (el periodismo digital).
Juan Luis Cebrián (
en la imagen) tiene suerte de no trabajar en el sector financiero. Cobrar una i
ndemnización por despido de siete millones de euros, después de haber dejado en la ruina varias veces a
Prisa a lo largo de los últimos años, habría sido motivo suficiente para aparecer en los
papeles y haber sido imputado por chapuzas. Algún partido político se habría encargado de denunciarlo.
Pero claro, el sector de la información es otro mundo, y ello pese a que los
accionistas, y sobre todo los
acreedores, deben estar ligeramente cabreados con su gestión. Debemos recordar que Prisa ha firmado un acuerdo con la totalidad de sus acreedores que regula los términos básicos y el procedimiento a seguir a fin de refinanciar y modificar las condiciones de la actual deuda, lo que, en palabras menos técnicas, supone una
extensión del vencimiento de la deuda hasta diciembre de 2022, con la amortización inicial de 450 millones de euros y la fijación de un precio de Euribor 400 pb.
A ello debemos unir el anuncio del 22 de enero por el que el consejo de administración acordó llevar a cabo una
ampliación de capital por importe efectivo de algo menos de 564 millones de euros mediante la emisión de cerca de 470 millones de nuevas acciones. Una operación donde se ve que
César Alierta no tira la toalla, a pesar de que ahora manda Ana Botín.
Todo un plus de confianza por parte de los accionistas que han acudido a la suscripción sabiendo que
su balance presenta un
patrimonio neto negativo de -485 millones, consecuencia de 545 millones de
pérdidas acumuladas y unos resultados atribuibles a la sociedad dominante de -100 millones más o menos. Si a ello le unimos unos brutales pasivos corrientes de 1.545 millones de euros, cerca de 1.000 millones más que en 2016, consecuencia de 1.100 millones de pasivo no corriente que pasa a corto plazo, deja un balance digno de un curso de derecho concursal. Por suerte el apoyo de los accionistas, auténticos talibanes de las finanzas, son un factor mitigante de la duda, al menos de la duda del auditor, que mucha saliva habrá que tenido tragar para firmar su informe. Una demanda 7,6 veces las acciones ofrecidas al mercado son todo un
acto de fe que nos devuelven la confianza en la humanidad, o al menos en su inocencia.
Su
presentación de resultados es fantástica. Se nota que es un medio de comunicación y nos vende adecuadamente las bondades de su gestión. Pero los datos son otra cosa. Los
ingresos de explotación ajustados quedan establecidos en 1.116 millones de euros, una reducción del 0,8% respecto a 2016 en sus datos consolidados y, en datos reportados 1.170 millones, una reducción del 1,2%, lo que deriva en un
ebitda ajustado de 230,3 millones de euros -207 en valores reportados- , y un margen del 19,7% (17,7% en datos reportados). Cifras similares al curso anterior. Nada especial que invite a pensar que el barco haya tomado otro rumbo.
El nuevo consejo de administración acaba de empezar y, por mal que lo haga, seguro que lo hace mejor que el viejo Cebrián. Por ayudar a los
nuevos gestores podemos regalarles los oídos y reconocer que el resultado antes de impuestos se ha visto incrementado en un 119,8% más, alcanzando los 44,7 millones, un caramelo que no es capaz de poner bonito un
resultado neto negativo final de -102,9 millones de euros que acrecienta el saldo negativo de sus recursos propios. Con estos datos, e incluso muchos mejores, algún banco ha sido intervenido, pero ya sabemos,
el sector de la comunicación es otro mundo.
No obstante, por áreas de actividad hay algunas píldoras interesantes (las que se habrán tragado sus accionistas, imagino). En
educación, los ingresos de explotación mejoran en un 3,7% y su ebitda ajustado en un 8,5%. En
radio, los ingresos disminuyen en un 6,8%, con un ebitda ajustado... estancado. En
prensa, los datos son otro mundo... peor: una caída de los ingresos del 8,1%, con
derrumbes en publicidad y circulación importantes y una reducción del ebitda ajustado del 25,8%, nada estupendo de lo que presumir, sino fuera porque insisten en afirmarnos que
El País mantiene su posición de liderazgo absoluto en la prensa española, con una media anual de cuota de mercado del 41%. Curioso que con estos datos no haya casi ninguna reseña en diarios económicos, salvando
El País y
Cinco Días, claro está.
Cebrián -tengo que decirlo- te "envidio": hacerlo mal y cobrar por ello, echar la culpa a otros… y seguir cobrando. Ojo, no es el único,
José Luis Sainz, el que fuera su consejero delegado, se ha llevado también 1,87 millones de euros, equivalente a 15 mensualidades de su retribución total, así como 187.500 euros para que no se vaya a trabajar a la competencia. En total, la antigua cúpula se calza 10,2 millones, que en esto también pilla la
familia Polanco. Pero la familia no gestiona desde la muerte del patriarca, Cebrián y Sainz sí. Y Cebrián, además, como Joe Rígoli, sigue. ¿Qué sería de España sin él?
Y tampoco podemos olvidar el apoyo que Janli ha recibido del Gobierno, sobre todo, de la
vice Soraya... Claro que ya se sabe lo que ha durado este apoyo y más si se tiene en cuenta que el Ceo,
Manuel Mirat, no ha estado dispuesto a pasar por el aro y
se ha rebelado como defensor de la independencia del grupo. Esto se ha visto muy bien en algunos artículos de
El País y en el tono y la forma en que trataron los últimos resultados de la encuesta Metroscopia, según los cuales Ciudadanos adelantaría al PP y sería el partido más votado. Algo que lógicamente no gustó nada en Moncloa.
Rodrigo de Silos
rodrigode@hispanidad.com