A sus 76 años, Florentino Pérez (¡Oh capitán mi capitán!) ha vuelto a las andadas contables en ACS. Y es que al también presidente del Real Madrid le sucede lo mismo que a Ignacio S. Galán -ambos son ingenieros-: le encanta la especulación financiera, en algunos casos concretada en juegos contables, principalmente relacionados con la deuda. Todo permitido y legal, naturalmente.
Vamos con el caso concreto: la deuda de ACS -deuda bruta- cerró el primer trimestre del año en 10.353 millones de euros. La deuda neta, sin embargo, se situó en los 1.948 millones, según las cuentas presentadas este viernes por la compañía. La diferencia (8.405 millones), se justifica por el efectivo y los activos líquidos, por ejemplo, el 22% de Ventia que está actualmente en venta a precio de mercado (304 millones), pero que todavía no se ha vendido.
Si relacionamos esa deuda con el Ebitda alcanzado en el trimestre (462 millones), resulta un apalancamiento del 4,5%, un nivel que el mercado considera elevado y que no deja impune en otras compañías -por ejemplo, Telefónica- cuya cotización se ha visto afectada al pasar el umbral del 3% de apalancamiento sobre Ebitda.
Y peor aún si la comparamos con el beneficio, que en marzo fue de 163 millones de euros, un 20% superior al de 2022, gracias principalmente a Abertis y a la actividad de construcción en EEUU y Australia.
Precisamente, no deberíamos perder de vista la deuda de Abertis que, aunque no consolida en ACS porque tiene menos del 50% del capital, sí le afectaría en caso de liquidación de la concesionaria. Y, en cualquier caso, las deudas, consoliden o no, hay que acabar devolviéndolas.
Pues bien, la deuda bruta de Abertis, a cierre de 2022, era de 27.400 millones de euros. Si ACS tuviera que hacer frente a su parte (50% menos una acción), tendría que asumir 13.700 millones de euros, es decir, tendría que gestionar una deuda total de más de 24.000 millones de euros.
Todo esto en un contexto de subida de tipos de interés que, aunque la mayor parte de la deuda está a tipo fijo, no deja de ser significativo. Sobre todo porque, como es habitual, en lugar de pagar la deuda cuando llega el momento de hacerlo, Florentino la refinancia… con más deuda, y esas emisiones salen cada vez más caras.