ACS celebraba esta mañana de miércoles su Capital Market Day para presentar su nuevo plan estratégico para el periodo 2024 a 2026, en el que no sólo ha invitado a inversores, sino a todo tipo de agentes del mercado de capitales. El encuentro, ha contado con la participación de directivos de la compañía, presidida por Florentino Pérez y de las principales filiales del grupo.
En el evento la compañía ha anunciado que espera lograr un beneficio de entre 850 y 1.000 millones de euros en 2026. Con este objetivo planea repartir unos 2.000 millones de euros en dividendos en el último año de su plan estratégico, frente a los 600 millones de euros de 2023, lo que supone casi triplicar la remuneración a sus accionistas. Además, estima un crecimiento anual del 9% de sus ingresos, con una facturación rondando entre 43.000 y 48.000 millones de euros.
Pese a todas estas promesas atractivas para el inversor, la Bolsa se ha quedado fría y las acciones de ACS subían un tímido 1,36%, cuando el IBEX lo hacía en números parecidos (1,30%).
Y es que Florentino no se entiende últimamente con el mercado, cuando presentó los resultados de 2023, donde disparaba el beneficio un 17%, la bolsa le castigaba cayendo un 6%, y como contamos ayer martes en Hispanidad la cotización de ACS se deja en lo que va de año un 6,8%.
Lo que no es una muy buena noticia para los principales accionistas: el propio Florentino con una participación del 13,54% del capital; Alberto Cortina y Alberto Alcocer a través de sus sociedades de inversión Imvernelin Patrimonio, que controla el 8,67%, y Corporación Financiera Alcor, con el 9,05%; el 5,83% es de BlackRock; y el 6,36% del banco de inversión Societe Generale.
Desde la compañía también han confirmado que uno de sus objetivos es buscar una solución a la rescisión anunciada por el Estado de Texas de uno de sus principales activos, la autopista SH-288. Pero lo que ni se ha mencionado es la sucesión de Florentino, que acaba de cumplir los 77 años.
Recordemos que la idea de Florentino es que, cuando se retire, para lo cual parece que queda mucho, la propiedad quede en manos de sus hijos, y la gestión a cargo de un CEO. Es decir, sus hijos se quedarán, no como gestores, sino como rentistas. Pero su deseo es que sean rentistas de una gran Concesionaria, mucho más fácil de gestionar que un negocio como la Construcción, área que le da grandes alegrías en la cuenta de resultados.
De cualquier manera, al igual que ocurre con Abertis y Hochtief, el tándem Florentino y Juan Santamaría parece que funciona en ACS, aunque aún está por ver si Santamaría será el delfín definitivo del presidente del Real Madrid.