Alstom descarrila en bolsa, donde acumula una depreciación del 43% desde el pasado enero. Y el principal motivo se debe al batacazo del 41,6% en los últimos días, tras rebajar previsiones por retrasos en contratos de Reino Unido, al que se suma que aún le cuesta digerir la compra del negocio ferroviario del grupo canadiense Bombardier, la cual cerró en enero de 2021 después de haberla anunciado 11 meses antes.

El fabricante ferroviario francés estima ahora que tendrá un flujo de caja libre negativo de hasta 750 millones de euros para el presente ejercicio fiscal que cerrará el próximo marzo, frente a su anterior pronóstico de que fuera “significativamente positivo”. Esto ha hecho que los analistas duden de su credibilidad y algunos lleguen a apuntar a la probabilidad de una futura ampliación de capital. De confirmarse la nueva previsión, supondría un cambio muy notable respecto al anterior ejercicio, cuando redujo un 87% las pérdidas y el flujo de caja libre fue positivo en 199 millones, frente al de -992 millones registrado en el año fiscal cerrado en marzo de 2022.

En el segundo trimestre, Renfe, Ouigo e Iryo han trasportado el récord histórico de más de 8,3 millones de pasajeros, un 33% más que hace un año

La rebaja de previsiones se debe a retrasos en contratos de Reino Unido, a lo que se suma una ralentización en nuevos pedidos, al tiempo que crecen los inventarios por la mayor activación de producción. Eso sí, menos mal que no le afecta la última decisión del primer ministro británico, Rishi Sunak, en materia ferroviaria: invertirá los 36.000 millones de libras esterlinas (unos 18.500 millones de euros) del presupuesto para la construcción de la línea entre Birminghan y Manchester del AVE británico (conocido como HS2) en otros proyectos de transporte. Recuerden que Alstom y el conglomerado empresarial japonés Hitachi se encargaron de la construcción y el mantenimiento de trenes en el primer tramo del HS2 entre Londres y Birmingham.

 

El batacazo bursátil de Alstom le impide celebrar otras dos noticias de esta semana. En concreto, la presentación del primer tren de hidrógeno de Italia y las cifras de dos de sus obras (las de los trenes Ouigo e Iryo -los fabricaba un consorcio de Hitachi y Bombardier, y esta última ahora es propiedad de Alstom-) en España en su competencia con Renfe tras la liberalización de la alta velocidad. En el segundo trimestre, Renfe, Ouigo (propiedad del operador ferroviario francés SNCF) e Iryo (propiedad en un 45% de Trenitalia -cuya dueña es la estatal italiana Ferrovie dello Stato, en un 31% de Air Nostrum -o sea, de los fundadores del IVI- y en un 24% de Globalvia) han trasportado el récord histórico de más de 8,3 millones de pasajeros, un 33% más que hace un año, según datos de la CNMC. 

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Y ojo, porque en el corredor Madrid-Barcelona, el francés Ouigo y el italo-español Iryo ya suman una cuota del 45% del tráfico, frente al 55% del AVE de Renfe y su versión low cost, el Avlo. Eso sí, el operador ferroviario español ha pasado de la posición dominante a ser un actor más en alta velocidad, en pro de la liberalización por orden europea (aunque como saben, en Francia no se han dado tanta prisa en este proceso y a Renfe le cuesta entrar); y al mismo tiempo, la entrada de competidores en el AVE puede acabar con su excelente reputación: ahora hay tres operadores, cuatro tipos de trenes, miles de viajeros… e infraestructuras sobrepasadas. Por eso, se están haciendo numerosas obras (por ejemplo, en la estación de Chamartín y en trayectos del AVE andaluz) que provocan retrasos y quejas de los viajeros.