Amazon se ha vuelto a ir de de rositas, algo que sucede en bastantes casos que afectan a multinacionales tecnológicas (Google, Apple...): se ha librado de la multa de Bruselas, que lleva años investigandole por usar los datos de sus vendedores y abuso de posición dominante. Todo ello, tras cambiar y ampliar unos compromisos que asumirá durante un periodo de entre cinco y siete años, y en caso de incumplirlos, la Comisión Europea podría imponerle una multa de hasta el 10% del volumen de negocios anual de Amazon o una multa coercitiva del 5% de la facturación diaria por cada día de incumplimiento.
El tema, como las cosas de palacio, ha ido despacio. El origen se remonta a julio de 2019, cuando Bruselas incoó una investigación formal sobre el uso de datos no públicos de sus vendedores en el mercado, principalmente datos de pequeñas empresas y comerciantes que venden a través de la plataforma creada por Jeff Bezos. Esto supuso una muestra de que Amazon llevaba tiempo acometiendo esta práctica que ya referimos en Hispanidad, fagocitando el comercio electrónico que monopoliza al competir contra sus propios clientes. Algo que no hacen otras compañías de su sector (Alibaba, Rakuten, eBay...), donde terceros pueden vender sus productos, pero que no tienen producto propio como el gigante estadounidense de comercio electrónico.
Bajo la supervisión de Bruselas, un administrador independiente velará por la aplicación y el cumplimiento de los compromisos adquiridos por Amazon
En mayo de 2020 se preveía que Bruselas podría imponer cargos tras la investigación. Meses después, en noviembre de 2020, esta adoptó un pliego de cargos llegando a la conclusión de que Amazon era dominante en los mercados alemán y francés en lo relativo a la prestación de servicios de mercado en línea a terceros vendedores, y de que la dependencia de Amazon de los datos comerciales no públicos de los vendedores de su mercado para calibrar sus decisiones minoristas falseaba la competencia leal en su plataforma e impedía la competencia efectiva. Además, en esa misma fecha se le incoó una segunda investigación para evaluar los criterios que tenía para seleccionar al ganador del Buy Box (donde muestra de forma destacada la oferta de un solo vendedor y posibilita una compra rápida) y para permitir a los vendedores ofrecer productos en el marco de su programa Prime (en el cual ofrece servicios especiales a los clientes). Y la conclusión de Bruselas fue que Amazon abusaba de su posición dominante en los mercados alemán, español y francés en la prestación de servicios de mercado en línea a terceros vendedores y de que sus normas y criterios para el Buy Box y Prime favorecían indebidamente a su propio negocio minorista, así como a los vendedores que utilizaban los servicios logísticos y de entrega de Amazon.
El gigante estadounidense de comercio electrónico planteó unos compromisos iniciales que no contentaron del todo a Bruselas. Entre ellos, estaban: no usar datos no públicos de sus vendedores para su actividad de venta al por menor, tratar por igual a todos los vendedores al clasificar las ofertas, mostrar una segunda oferta a la del ganador de Buy Box si está suficientemente diferenciada, y permitir a los vendedores de Prime elegir libremente a cualquier transportista y negociar las condiciones directamente con este. Bruselas los consultó con todos los terceros interesados para comprobar si despejaban sus reservas en tema de competencia y a la luz del resultado, Amazon los modificó y se comprometió, entre otras cosas, a: mejorar la presentación de la segunda oferta competidora de Buy Box, elevar la transparencia y los flujos de información a los vendedores y transportistas sobre los compromisos y los derechos adquiridos, poner los medios para que los transportistas independientes contacten directamente con sus clientes y permitirles prestar servicios de entrega equivalentes a los suyos, y mejorar la protección de datos de los transportistas. Los compromisos definitivos estarán en vigor durante siete años en relación a Prime y la segunda oferta competidora de Buy Box, y durante cinco años para el resto, y bajo la supervisión de Bruselas, un administrador independiente velará por su aplicación y cumplimiento.
Margrethe Vestager, vicepresidenta ejecutiva de la Comisión Europea y responsable de Competencia, ha destacado que la decisión “establece nuevas normas aplicables al funcionamiento de Amazon en Europa”, que “ya no podrá abusar de su doble función y tendrá que cambiar varias prácticas comerciales”. “Los minoristas y transportistas independientes competidores saldrán ganando, igual que los consumidores, con estos cambios, que ofrecen nuevas oportunidades y posibilidades de elección”, ha añadido. Y ojo, porque todo esto llega dentro de la época de mayores ventas (la cual se extiende ‘Black Friday’ y la campaña de Navidad) y justo cuando a Amazon no le va tan bien en resultados económicos: perdió 2.993 millones de euros por culpa de Rivian y hundió su beneficio operativo en 11.971 millones en los nueve primeros meses del año.