Menos mal que Emilio Ybarra no le hizo caso a Francisco González (FG) cuando, en septiembre de 2001 llegaron al país azteca para comprar Bancomer y este último, tras los atentados del 11-S y a las pocas horas de aterrizar, exclamó aquello de “este continente es una mierda, me vuelvo a España”, y se volvió por donde había venido.
Actualmente, México aporta alrededor del 56% del beneficio del BBVA, frente al 28% de España. El Santander también tiene una presencia destacada en el país, pero el peso de México en el grupo es mucho menor y apenas aporta el 13% del resultado global del banco. Sea como fuere, tanto BBVA como Santander son las dos franquicias más grandes del país, por volumen de activos: el BBVA por valor de 2,8 billones de pesos y el Santander, por valor de 1,9 billones.
Carlos Torres y Ana Botín están muy pendientes de lo que sucede en el país. Se juegan mucho, sobre todo el primero, y deben estar muy atentos a las amenazas que les acechan en esta nueva etapa que se abre tras la victoria de Claudia Sheinbaum, sucesora de AMLO.
El BBVA tiene el 33% de los depósitos de particulares de México. Si tiene que remunerarlos al tiempo que bajan los tipos de interés se puede convertir en un problema serio
En primer lugar, y aunque viene de lejos, están las presiones para que el sector remunere los depósitos. Como decimos, no son nuevas, aunque sí lo es su mayor intensidad. No es ninguna tontería, sobre todo para el BBVA, que concentra el 33% de los depósitos de particulares del país. Y todo parece indicar que ese aumento de la remuneración de los depósitos va a coincidir con la bajada de tipos de la FED, referente del Banco de México que después de tres años bajó el precio del dinero el pasado mes de marzo al 11%, del 11,25% anterior. Si se convierte en tendencia, el impacto en las cuentas de BBVA y Santander -sobre todo en las del primero- puede ser significativo.
Luego está el famoso impuestazo a la banca que anunció AMLO aunque no lo llegó a implantar. Sheinbaum podría aprobarlo sin ningún problema, aunque no está tan claro que finalmente lo vaya a hacer. En todo caso, y hasta que no se despeje la incógnita, será un elemento más de incertidumbre para los dos mayores bancos españoles, sobre todo para el que preside Carlos Torres. Y la incertidumbre no es buena para los negocios, tampoco para los bancos.