El comunicado remitido por el Santander el día 22, en el que anunciaba el nombramiento de Ángel Rivera como CEO de España, daba una pista que pasó prácticamente desapercibida. “Ángel Rivera trabajará en estrecha colaboración con Cristina Ruiz”. ¿Qué consejero delegado trabaja estrechamente con un subordinado? Si acaso, tendría que ser al revés: el subordinado es quien trabaja cerca del CEO.
Lo cierto es que, en lugar de Rivera, la ascendida parecía ser Ruiz, consejera de Santander España desde abril de 2021 y directora de Transformación desde septiembre de 2022. “Cristina Ruiz -sigue el comunicado- que tiene ya responsabilidades sobre Tecnología y Operaciones y Recursos Humanos y Organización, sumará a sus funciones actuales la dirección de negocio de particulares, incluyendo, entre otros, productos minoristas CRM, datos y Customer Experience”.
El caso es que Ruiz era la elegida por Ana Botín para ser CEO de España, pero el BCE le advirtió que echaría abajo el nombramiento por carecer de experiencia suficiente -dos años como mínimo- en banca doméstica. Fue entonces cuando se produjo el ascenso de Rivera que, no obstante, “trabajará en estrecha colaboración” con Ruiz, como hemos dicho antes. Y dentro de dos años, ya veremos.
En cualquier caso, sea quien sea el número uno, el problema de Santander España sigue siendo la red, una cuestión que pudo haber solucionado tras la absorción del Popular -entonces la mejor red de España-, pero que no supo arreglar. Entre otras razones porque, en lugar de aprovechar la experiencia de los directores del Popu, el entonces CEO de Santander España, Rami Aboukhair, prescindió de todos ellos.
En definitiva, Santander España sigue siendo un banco de producto, frente al modelo del Popular, que tenía al cliente en el centro de su estrategia.