Antonio Garamendi ha alabado a Ignacio S. Galán en demasía, durante la entrega a este último del Premio José Echegaray que otorga El Economista, en la tarde del miércoles 28. El presidente de la CEOE ha aludido a su amistad con el presidente ejecutivo de Iberdrola, claro está, pero el verdadero motivo es otro: le debe su cargo a Galán, que fue el que más apoyó su reelección hace unos meses, junto a Ana Botín, presidenta del Banco Santander, y Juan Roig, presidente de Mercadona.
Recuerden que Garamendi se postuló para un segundo mandato al frente de la CEOE, la patronal que representa a todas las empresas, no sólo a unas pocas (aunque estas mandan). Le surgió poca rivalidad y las amenazas surtieron efecto, logrando que Gerardo Pérez (entonces presidente de la patronal de concesionarios oficiales, Faconauto) se retirara de la campaña, y además, ya no tenía el apoyo de Gerardo Cuerva, presidente de Cepyme. Al principio, el equipo de Pérez soportó presiones de grandes empresas (Iberdrola, Santander, Telefónica y Mercadona, principalmente), que buscaban la reelección de Garamendi sin oposición, pero finalmente se retiró de la carrera a la presidencia de la CEOE, algo que no gustó nada a Josep Sánchez Llibre, presidente del Foment del Treball, que ‘lanzó’ la candidatura de su número dos, Virginia Guinda, para subrayar su oposición a la gestión de Garamendi. Mucho ruido que sirvió para más bien poco, porque Garamendi logró ser releegido por 534 votos frente a los 87 de Guinda, y encima salió crecido: mostró sus ganas de perpetuarse en el cargo “si la Asamblea lo decide…”, un tema que siete meses después a estar de actualidad, pues el presidente de la patronal empresarial ha justificado suprimir la limitación de mandatos presidenciales.
“Presenta los mejores valores empresariales y de un líder empresarial”, señaló Garamendi en sus alabanzas, destacando su “vehemencia”, que “trabaja intensamente” [...] y que “cuando llegó a Iberdrola ya apuntaba maneras porque le costó dos o tres consejos cambiar el color del logo de azul a verde”
Volvamos a la entrega del Premio José Echegaray a Galán. Garamendi señaló que el presidente ejecutivo de Iberdrola es “un magnífico empresario, una gran persona y un muy buen amigo que no sólo se preocupa de lo propio”. “Presenta los mejores valores empresariales y de un líder empresarial”, continuó sus alabanzas, destacando su “vehemencia” y que “trabaja intensamente”. “Un salmantino, pero que es también un bilbaíno de pro”, que “cuando llegó a Iberdrola ya apuntaba maneras, porque le costó dos o tres consejos cambiar el color del logo de azul a verde” y que “es un gran embajador de España”.
Tras un relato de la evolución de unas cuantas cifras en Iberdrola bajo el liderazgo de Galán y de su “dividendo social (impacto en el PIB, empleos, contribución tributaria…)” de una compañía de la que es accionista, el presidente de la CEOE señaló que “no tiene sentido que sea objeto de ataques lamentables y de críticas por miembros de este Gobierno” y lo considera “una falta de respeto”. Por supuesto, no se olvidó de mencionar la apuesta de la eléctrica por las inversiones en innovación, reducción de emisiones de CO2, diversidad e inclusión. “Ojalá en nuestra querida España hubiera más Ignacios Sánchez Galán, un gran salmantino, un magnífico vasco y un gran español”, concluyó así un discurso alabatorio... en demasía. Y tras las palabras de Garamendi llegaron las del propio Galán, donde no escondió su descaro: afirmó que “para que las empresas hagan esa labor social de invertir, necesitan seguridad jurídica, políticas energéticas predecibles y marcos regulatorios estables”.