Saudi Aramco sube en bolsa (su cotización tiene un alza superior al 3%) al anunciar un nuevo dividendo que estará vinculado al rendimiento y que se sumará al dividendo base. Y todo ello a pesar de que ha ganado un 19% menos y ha reducido ingresos hasta marzo por el abaratamiento del crudo.
La petrolera saudí, que además es la mayor del mundo, ha destacado que los precios mundiales del petróleo cayeron en el primer trimestre por eventos macroeconómicos que contribuyeron a la volatilidad del mercado. Eso sí, ha presumido de que está bien posicionada para soportar fluctuaciones en los precios de las materias primas por su producción a bajo coste (dada la gran cantidad de oro negro que tiene y obtiene nada más pinchar en su suelo) y la integración de las operaciones de refino y marketing. Un abaratamiento del crudo que han notado de forma desigual otras muchas petroleras, mientras a Cepsa le ha afectado el impuestazo energético del Gobierno español, y en estos momentos la cotización del barril de Brent está en los 76 dólares.
Aramco ha obtenido un beneficio neto de 28.907 millones de euros entre enero y marzo, un 19% menor al de hace un año y tras el récord obtenido en el conjunto de 2022. Por su parte, los ingresos han descendido un 11%, a 111.193 millones, y los gastos se han situado en 57.466 millones (-0,6%). A pesar de estos descensos, la petrolera ha anunciado que repartirá un dividendo en efectivo de 17.682 millones correspondiente al primer trimestre y que introducirá un mecanismo de dividendos vinculado al desempeño que representará entre el 50% y el 70% del flujo de caja libre anual y se repartirá de forma trimestral... y el más beneficiado será el Gobierno saudí, que controla más del 95% de la compañía. El presidente y CEO de Aramco, Amin H. Nasser, se ha mostrado satisfecho de “la alta fiabilidad” de los resultados y del refuerzo de nuestro compromiso de maximizar el valor de los accionistas a largo plazo”.