"Me llamo Paulino García-Toraño y le hablo en mi condición de accionista, en nombre de la Asociación Uniter de exempleados del BBVA, accionista también del Banco, y de 164 socios de Uniter también accionistas del BBVA que nos han delegado mas de un millón y medio de acciones”. Con estas palabras iniciaba su intervención (ver texto completo adjunto) en la reciente Junta General de Accionistas de BBVA, García-Toraño, como representante de una asociación de exdirectivos de BBVA, donde abundan los procedentes de los antiguos bancos vascos: Bilbao y Vizcaya, más de los primeros que de los segundos, pero también de Argentaria.
La primera y más dura reclamación de UNITER es el cese de los conssejeros relacionados con el Caso Villarejo. En esa misma junta, el autor del asalto de Sacyr al BBVA, Luis del Rivero, exigió al consejo del banco que colaborar con la justicia, o sea, con el juez García-Castellón y con el fiscal Alejandro Cabaleiro.
La verdad es que, a día de hoy, y dado que Villarejo trabajó desde 2003 y hasta casi 2018 para BBVA, lo cierto es que el número de consejeros “relacionados” con el caso son casi todos. Ahora bien, a nadie se le oculta que García-Toraño apuntaba a dos pesos pesados, los dos que, además, se lo han puesto más difícil al actual presidente, Carlos Torres y a su consejero delegado, Onur Genç. Sí, a los dos, aunque, para añadir más salsa al guiso, Torres se lleva a matar con Onur y Onur le hace la contra a Torres.
Los directivos del BBVA insisten en el desastre del trato al cliente, sobre todo al cliente analógico
José Miguel Andrés Torrecillas es vicepresidente y consejero coordinador de BBVA. Y conoce bien el banco dado que en el año de autos, 2004, cuando Sacyr lanza su opa, Torrecillas, pura coincidencia, era el director de la auditora de Sacyr, Ernst & Young… y luego acabó de consejero del BBVA. Pueden creerme: Luis del Rivero no le considera el honrado Torrecillas.
Ahora bien, José Miguel Andrés comenzó como fiel consejero de FG y luego, ya con Carlos Torres se volvió un tanto crítico.
Por su parte, desde 2017, Jaime Caruana, exgobernador del Banco de España y exdirector del Banco Internacional de Pagos de Basilea (BIS), el hombre que se lo puso imposible a Sacyr para tomar el BBVA, es ahora… consejero del BBVA y, aunque él lo niega, candidato a sucesor de FG. Es otro de los críticos con Carlos Torres.
Pues bien, UNITER, que es muy consciente de que las divisiones en el BBVA son muchas, pide los cambios de los consejeros “relacionados” con el Caso Villarejo. Temporalmente, apunten a Caruana y Torrecillas…. y a renglón seguido, llega la contradicción: si se trata de apartar del Consejo a todos aquellos que ya estaban en el BBVA mientras Villarejo le daba a la manivela de las escuchas ilegales, pagado por el banco… el primero que debería dimitir sería el propio Carlos Torres.
Más cosas: los antiguos directivos del BBVA aseguran que los resultados son buenos pero que el banco se encuentra en una doble encrucijada. Por un lado, depende demasiado de México. Por otro, Turquía,que aporta la quinta parte de México, resulta que es un polvorín donde el BBVA, encima, depende de los caprichos del sátrapa Erdogan.
Además, UNITER considera que BBVA debe imitar a Santander España y separar el corporativo de la unidad ibérica.
Y la que quizás sea la cuestión más relevante de todas: por cuarta vez, insisten los exdirectivos en la degradación de la calidad del servicio a los clientes que ofrece el BBVA. Si preguntan en Dirección le responden que las encuestas de satisfacción les dejan muy ’satisfechos’, pero lo cierto es que los directivos saben que no es así y que al cliente analógico se le desprecia en la red. Y no deberían, porque entre los analógicos no sólo hay pensionistas. Y es que ser digital no significa, ni ser rico ni ser inteligente, sólo digital.