El gobierno italiano aprobó por sorpresa en la tarde del lunes un impuesto extraordinario a la banca de aquel país con la intención de recaudar unos 2.000 millones de euros que irán destinados, según el vicepresidente, Matteo Salvini, a ayudar a pagar “hipotecas de primera vivienda y a rebajas fiscales”.
Como era de esperar, el gravamen ha tenido un impacto negativo en la cotización de los bancos italianos. Así, a dos horas del cierre bursátil, Intesa Sanpaolo se desplomaba más de un 8% y Unicredit, más de un 6%.
Lo que no es tan lógico es que la medida provocara -martes 8- la caída de los mayores bancos españoles que cotizan en el Ibex. En primer lugar, porque el impuesto no les afecta directamente y, además, porque ya sufrieron lo suyo cuando el Gobierno Sánchez aprobó el impuesto en nuestro país, un gravamen más injusto que el italiano porque grava los ingresos y no el beneficio.
A pesar de todo ello, los valores más perjudicados del selectivo fueron los bancos -Santander, Unicaja y Sabadell lo fueron durante buena parte de la sesión-, que una vez más mostraron su elevadísima sensibilidad en bolsa y su preocupante capacidad de contagio. Sin ser tan abultado, la caída de este martes recuerda al desplome sufrido tras las turbulencias de algunas entidades medianas y pequeñas en EEUU, que ni tenían conexión alguna con ellas ni compartían el mismo modelo de negocio.
En definitiva, un nuevo palo bursátil al sector, esta vez provocado por un impuesto en Italia. La banca española no tiene remedio.