Resulta paradójico, pero el culpable de que el negocio bancario haya dejado de ser negocio es el Banco Central Europeo (BCE). Bastaría con que elevara, aunque fuera mínimamente, los tipos de interés, para que los bancos de la eurozona, especialmente los españoles, volvieran a sonreír. Pero eso no va a suceder, al menos en el corto y medio plazo. Ya veremos en el largo.
Los bancos han entrado en una dinámica nunca antes vista y que consiste en cobrar a los clientes particulares por guardar su dinero. Es decir, han pasado de cobrar comisiones por prestar una serie de servicios, a cobrarlas por el simple hecho de tener una cuenta corriente y no ser un cliente suficientemente vinculado.
Y ojo, porque los requisitos para estar vinculado son cada vez más exigentes. Un ejemplo de plena actualidad: la nueva cuenta Santander One, que sustituye a la desaparecida 1/2/3, exime de comisiones si, además de la nómina o pensión, una tarjeta y tres recibos, el cliente contrata un préstamo personal, una hipoteca, un producto de ahorro o un seguro. El que esté vinculado, pero poco (sólo la nómina, por ejemplo) pagará 120 euros al año (10 euros al mes), que pasarán a 240 euros (20 al mes) si no existe vinculación alguna. 240 euros sólo por el mantenimiento de la cuenta. En otras palabras, hemos pasado de tener que pagar comisiones forzosas a contratar créditos forzosos. Esta es la tendencia del sector, que sigue buscando negocio hasta debajo de las piedras.
No ha pasado tanto tiempo desde que Juan Español podía pagar sus recibos a través de la ventanilla del banco. Con la crisis financiera y ante el temor de que los ciudadanos guardaran el dinero en casa, las entidades fueron restringiendo el horario para pagar los recibos en ventanilla, de tal manera que Juan Español no tuvo más remedio que guardar el dinero en el banco.
Luego llegaron las comisiones por servicio (tarjetas, transferencias, etc.), esto es, comisiones forzosas que sólo se podían evitar con una mayor vinculación. Y ahora, entre las exigencias para evitar comisiones forzosas, llegan los créditos…forzosos. Si no tienes un producto de activo, te cobramos comisiones. ¿Obligar a pedir un crédito?
Y a todo esto, el contrato entre cliente y banco lo puede cambiar el banco de manera unilateral. Son lentejas: o las tomas, o las dejas. Y a mitad de partido, te cambio las normas.