Tendría lógica hablar de pérdida de accionistas durante los seis años en los que el BCE mantuvo los tipos de interés a cero, porque el negocio bancario era, sencillamente, inexistente. Las entidades se buscaron la vida como pudieron, principalmente recortando el gasto y reduciendo el dividendo.

Pero ahora, tras dos años de subida de tipos, récord de beneficios y unos dividendos crecientes y en efectivo, no tiene sentido. Sin embargo, eso es lo que está sucediendo, de tal manera que los dos bancos protagonistas este año, BBVA y Sabadell, han continuado perdiendo accionistas incluso con la OPA encima de la mesa.

El banco que preside Carlos Torres comenzó el año con 742.194 accionistas, según consta en su informe financiero anual. Sin embargo, cerró el primer semestre con 721.403, un 2,8% menos o, en términos absolutos, 20.791 accionistas menos. Ojo, y estamos hablando del banco más rentable de Europa.

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La desbandada ha sido mayor, del 8%, en la entidad que preside Josep Oliu, que ha pasado de los 213.560 accionistas de enero a los 196.497 de junio. Y eso que los títulos se han revalorizado un 66,5% desde que comenzó el año, los resultados hasta junio han sido de récord y el dividendo ha aumentado un 21%.

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Al parecer, nada es suficiente para, incluso, retener a los inversores. Y es que los seis grandes bancos del Ibex (Santander, BBVA, Caixabank, Sabadell, Bankinter y Unicaja) han perdido un 3,9% de los accionistas durante el primer semestre. ¿Qué sucederá cuando los resultados no sean tan buenos y el dividendo comience a flaquear?

Está claro que hay un problema de confianza, lo que no deja de ser paradójico, porque uno de los pilares del negocio bancario es, precisamente, la confianza.