No basta con crecer, hay que ser rentable y el banco digital N26 no lo está consiguiendo. En 2021, la entidad con sede en Alemania y actividad, además de ese país, en Francia, España e Italia, perdió 172,4 millones de euros, un 14,4% más que en 2020, cuando el disgusto fue de 150,7 millones.
Lo paradójico es que el negocio creció a buen ritmo, con unos ingresos netos al alza un 66,9%, hasta los 120,3 millones, tras disparar un 100,7% el margen de intereses, hasta los 29,7 millones y, más importante, aumentar las comisiones un 58,1%, hasta los 90,6 millones. Buen resultado también de la actividad comercial, con un aumento de un millón de clientes, hasta alcanzar los casi 8 millones de usuarios, de los que casi 800.000 están en España.
¿Dónde está el problema? En los gastos, en las provisiones y en la regulación. Los gastos alcanzaron los 269,8 millones de euros, un 30,8% más, por el aumento de los gastos administrativos de 167,7 millones, un 47% superiores a los de 2020, y por los gastos de personal, que alcanzaron los102,1 millones, un 10,7% más que los del año anterior.
Las provisiones por riesgo tuvieron un impacto más reducido, aunque aumentaron un 80,9%, hasta los 16,1 millones.
La regulación también es un problema y se reflejó en los gastos administrativos, destinados principalmente a cumplir con la prevención de blanqueo de capitales, un asunto que preocupa a la entidad fundada y dirigida por Valentin Stalf. No en vano, el banco no puede captar más de 70.000 clientes mensuales mientras no mejore los controles sobre el blanqueo de capitales, según estableció el regulador alemán en 2021.
Así y todo, la entidad descarta acudir nuevamente a los mercados en busca de financiación. Lo cierto es que no es buen momento para hacerlo, con los tipos de interés al alza. El banco se ha comprometido a ser rentable, pero no ha dicho cuándo piensa lograrlo: “Escapa a nuestro control”, afirmó el director financiero, Jan Kemper. Eso es lo malo, ¿no?, que el beneficio escape a su control.