Conviene repasar el artículo del Banco de España. En pocas palabras, lo que nos está diciendo el más famoso Servicio de Estudios Económicos del país (a ver si sigue siéndolo cuando Escrivá abandone la institución dentro de seis años) es que Europa, en concreto, España, Italia y Alemania se están convirtiendo en sirvientes de China. Ellos producen y nosotros montamos lo que producen. Y a eso le llamamos inversión china en España. La producción de insumos es lo que marca un nivel productivo adecuado. El resto se queda para montaje, en el mejor de los casos o, todavía peor, te sometes al papel de consumidor de productos que otro fabrica.

Máximo cuando los súbditos de Xi Jinping tienen por costumbre observar, aprender y posteriormente repetir lo aprendido en grandes, grandísimas cantidades, e inundar el mercado. 

Lo que nos lleva a la gestión clave: a ver si va a tener razón Donald Trump cuando afirmaba que si los chinos jugaban con trampa el único remedio era una sana guerra comercial. En definitiva, si tú te aprovechas de mis fronteras abiertas y no hay reciprocidad, entonces lo mejor es cerrarte las fronteras. Es lo que hizo Trump y no hizo Europa. Es lo que ha determinado que Europa se esté convirtiendo en esclava de China, mientras Estados Unidos sigue compitiendo, en igualdad oportunidades con los súbditos de Xi Jinping. Porque está bien fiarse… pero es mejor no fiarse.