El discurso que pronunció Pablo Hernández de Cos el miércoles 16 en San Sebastián no ha tenido mucha repercusión, pero fue una intervención llena de significado y con algunas cargas de profundidad. El gobernador del Banco de España, además, concretó más de lo habitual, aunque, evidentemente, no dio nombres propios.
El tema fue la gobernanza y la conducta de los bancos. Escuchen lo que dijo el gobernador sobre las entidades españolas:
“Por un lado, se encuentran aquellas que, si bien todavía tienen cierto margen de mejora, han progresado sustancialmente en los últimos años en sus estructuras de gobierno, combinando mecanismos más ágiles de decisión con procesos de control más robustos. Este grupo lo engloban, principalmente, las entidades de mayor tamaño con naturaleza de sociedades anónimas y aquellas con valores admitidos a cotización, que están más directamente sometidas a la disciplina de mercado”.
En otras palabras, la mejora en la gobernanza de los bancos viene marcada, primero, por el tamaño -a mayor tamaño, mejor gobernanza-, por el hecho de ser una S.A. (Sociedad Anónima o, como prefieren algunos, Sociedad sin Alma), y por el hecho de cotizar en Bolsa, ya que exige al banco más transparencia.
Luego están los bancos que tienen más recorrido de mejora, tanto en lo que se refiere a la regulación como en lo referente a su gobernanza interna.
“En este grupo se encuentran fundamentalmente algunas entidades que no son sociedades anónimas o que son de un tamaño más reducido, a pesar de que este último aspecto se vea atenuado por la aplicación del principio de proporcionalidad”, afirma el gobernador.
Y aunque Hernández de Cos asegura que ni el tamaño ni el hecho de no ser una SA no son determinantes para la buena gobernanza, sí afirma que “en general, se han constatado las dificultades de las entidades de pequeño tamaño para implantar una adecuada separación de funciones de gobierno interno y el importante valor que tiene la disciplina de mercado para la gobernanza de aquellas entidades activas en mercados cotizados”.
En definitiva, al Banco de España no le gustan las entidades medianas. Prefiere supervisar grandes bancos, con sedes imponentes en ciudades importantes. Y cuidado, porque Hernández de Cos parece apuntar a Ibercaja, Kutxabank y Abanca. Ni cotizan en bolsa ni son grandes.