El Banco de España lleva dando unos cuantos palos al triunfante Gobierno Sánchez, que se niega a ver la realidad del desastre económico que vive España, pero ojo, porque las cosas podrían ir a peor en el futuro. En especial, por lo relacionado con la transición ecológica, pues considera que es inflacionista, es decir, que aumentará la inflación (la cual ya anda bastante elevada en España -sobre todo, la subyacente-, pero también en la eurozona), y atención, porque esto perjudicará a las clases más pobres. ¿Lo habrá oído la vicepresidenta ecológica, Teresa Ribera? Seguramente no, o habrá hecho oídos sordos… porque sólo le interesan las placas solares y los molinillos de viento para reducir las emisiones de CO2 y electrificar cuanto más mejor.
Una postura que no sólo se puede ver en algunas intervenciones de responsables del supervisor bancario sino también en su informe anual de 2021 (ver adjunto), del que el pasado miércoles 1 dio cuenta su presidente, Pablo Hernández de Cos, ante la Comisión de Asuntos Económicos y Transformación Digital del Congreso de los Diputados. Hace unas semanas, desde el Banco de España se insistía en que la transición ecológica tiene un precio, que cuesta precisar, aunque Ribera prefiera que no se hable mucho de esto: de hecho, Javier Arriola, director de la región norte de Iberdrola, ha señalado que “se habla de que el coste de la transición energética es de 285 trillones de dólares”; y Kristalina Georgieva, directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), ha referido que cumplir con los objetivos de emisiones cero fijados para 2050 exige una inversión anual de 3,3 billones de dólares hasta 2030. Dos muestras de que todo lo verde es caro.
Insiste en que la transición ecológica tiene un precio, que cuesta precisar, por tanto, queda claro que todo lo verde es caro
Desde el Banco de España se considera que la transición ecológica no sólo tiene un precio sino que afectará de forma muy desigual a los distintos sectores y tendrá más efectos en los hogares vulnerables. “En el corto plazo, es previsible que la transición ecológica tendrá un efecto inflacionario”, señaló Ángel Gavilán, director general de Economía y Estadística del Banco de España, hace unas semanas.
En su informe anual de 2021 (ver documento adjunto, en concreto, entre las páginas 268 y 271, y también la página 275), el supervisor bancario refiere que los hogares con mayor nivel de renta o formación podrían gozar de un margen de maniobra más amplio para adoptar diversas medidas que les permitan una mejor adaptación a los distintos riesgos vinculados al cambio climático. Asimismo, recoge que el consumo medio de cada hogar ha generado 271 kilogramos de CO2 por cada 1.000 euros de gasto entre 2008 y 2020, y que los de menor nivel de renta tienen mayores emisiones. Y ojo, porque también advierte que el previsible incremento en el precio de los bienes y de los servicios más contaminantes que tendrá lugar en los próximos años probablemente incida de manera más acusada sobre los hogares con menor nivel de renta, aquellos cuyo cabeza de familia tiene entre 35 y 45 años, los que residen en las zonas rurales, los que tienen un menor nivel educativo o los que presentan un mayor número de miembros.
El Banco de España considera conveniente que las políticas públicas articularan mecanismos para compensar, con carácter temporal, a los hogares más vulnerables por los mayores costes que la transición ecológica les podría suponer, porque si no dicha transición no podrá avanzar a un ritmo adecuado
Ante escenario, el Banco de España considera conveniente que las políticas públicas articularan mecanismos para compensar, con carácter temporal, a los hogares más vulnerables por los mayores costes que la transición ecológica les podría suponer, porque no parece probable que dicha transición pueda avanzar a un ritmo adecuado si no se mitiga su impacto asimétrico sobre los distintos tipos de sectores, empresas y hogares. Asimismo, se pide que dichas medidas compensatorias se diseñen cuidadosamente, y se cita el Fondo de Transición Justa; pero también que lleguen vía IRPF, estén condicionadas por su nivel de renta; e incluso “cheques verdes” para inversión en equipamiento que favorezca una reducción de las emisiones.
Desde el supervisor bancario que preside Hernández de Cos se ha subrayado que los de menor nivel de renta serán los que se verán más afectados por un posible incremento de la fiscalidad medioambiental. Tampoco se puede olvidar que los objetivos medioambientales requerirán nuevas medidas impositivas en la energía, los hidrocarburos o el transporte. El pasado miércoles, en el Congreso de los Diputados, Hernández de Cos recomendó una vez más un “apoyo fiscal muy específico” para los hogares y empresas más vulnerables, “no desde luego un impulso fiscal generalizado”, que no sería de ayuda en la crisis económica que vivimos.