Presentación del 'Informe de Estabilidad Financiera. Otoño 2024', del Banco de España. El tema principal, sin embargo, fue la DANA. Primera idea: la culpa es del cambio climático. Es más, según Ángel Estrada, director de estabilidad financiera del BdE, la DANA “ha excedido todo lo previsible” y ha constatado que el cambio climático “se está acelerando”.

Ese es el discurso oficial que promueve el Nuevo Orden Mundial, con la ONU a la cabeza. Al parecer, olvidan que estos fenómenos atmosféricos extremos ya se dieron, por ejemplo, en 1957 -se desbordó el Turia- y 24 años después, en 1982, cuando provocó la rotura de la presa de Tous. Ahora, 42 años después, la acción del hombre, que es muy requetemalo, no sólo está provocando el cambio climático sino que lo está acelerando.

Por supuesto, nada tienen que ver las obsesiones ecologistas, por ejemplo, para no actuar sobre el cauce de los ríos. Eso no, no vaya a ser que se mitiguen los efectos de las tormentas.

En definitiva, la DANA ha dado la razón al BCE y al BdE sobre el cambio climático y ha constatado que los riesgos físicos se están acelerando, por lo que se convierten en todavía más necesarios los test de estrés climáticos.

Bajando al terreno, los últimos datos difundidos por el BdE cifran en 20.000 millones de euros la exposición del sector financiero en las zonas afectadas por la DANA. De ellos, 13.000 corresponderían a créditos a hogares y 7.000 a empresas, de las que el 60% son pymes. Respecto a los titulares de dichos préstamos, los datos relativos a los códigos postales de las zonas afectadas indican que 23.000 empresas (90% pymes) serían titulares de créditos y 472.000 personas. De estas últimas, algo más de 150.000 serían titulares de una hipoteca.

Sobre el Informe de Estabilidad Financiera merece la pena destacar el apartado sobre la deuda pública. Según el BdE, ahora bajo el mandato del exministro José Luis Escrivá, lo importante es reducir la ratio deuda/PIB, no reducir el gasto público que, por cierto, bate su propio récord cada mes que pasa. Esto dice el informe: “En cuanto al análisis de vulnerabilidades, el endeudamiento público ha seguido reduciéndose, aunque continúa siendo muy superior al promedio europeo”.

¿Comprenden? El endeudamiento, entendido como deuda pública, no se ha reducido, sino que sigue disparado. En agosto alcanzó los 1,623 billones de euros. Desde agosto de 2023, la deuda pública ha aumentado en 58.097 millones de euros. Una barbaridad.

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Lo que se ha reducido es la ratio deuda/PIB, porque el PIB ha crecido. Y tampoco es para tirar cohetes, como reconoce el BdE, que advierte que estamos muy por encima del promedio europeo.

En esta línea, el BdE cree que será suficiente con cumplir estrictamente el plan fiscal remitido a Bruselas. Un plan que en ningún momento contempla reducir el gasto público, sino aumentarlo cada año. Traducido: el gobierno seguirá subiendo los impuestos para hacer frente a ese gasto descomunal.