El Grupo Santander obtuvo 8.153 millones de euros de beneficio durante los nueve primeros meses del año, un récord histórico y un 11% más que el año anterior. Venía precedido por más beneficios récord del mediano Bankinter y del anuncio de más dividendo por parte de Naturgy. En Estados Unidos sería una buena y gran noticia pero en España no. En España ha dado pie para que la más demagoga, y posiblemente más eficaz en su demagogia, ministra del Gobierno Sánchez, María Jesús Montero, saque pecho y aproveche que el Pisuerga pasa por Valladolid para lanzar esta tesis: ¿lo veis, queridos niños? Les subimos los impuestos y continúan ganando dinero a espuertas. Estos chicos, los banqueros y energéticos, tienen que contribuir más al bien común... que Marisu suele confundir con la recaudación extorsionadora de la actual Hacienda pública, la que ella dirige.
El trio Sánchez-Calviño-Montero está acentuando la política de huída de capitales, también hacia Portugal y, lo que es peor, de empresas. Es el síndrome Ferrovial
Para entendernos: ser progre consiste en freírte a impuestos... "para mejorar los servicios públicos", naturalmente. Recuerda: no tendrás nada y serás muy feliz.
En resumen, Los beneficios récord del Santander propician el nuevo subidón de impuestos que necesita Pedro Sánchez para mantener en marcha su chiringuito.
Y lo del Santander es crucial porque representa la imagen de la empresa española, la marca más conocida, junto a Telefónica.
Esto no es una crítica a Ana Botín: hace bien. Cuanto más beneficio tenga más paga al Estado, más podrá mejorar el servicio a sus clientes, no necesitará despedir trabajadores y más dividendo podrá repartir entre sus accionistas.
Pero me temo que ese no es el significado que le da el Gobierno socio-comunista, siempre deseoso de meterle la mano en los bolsillos a los ciudadanos.
Y el caso es que ni Botín, ni Torres, ni Goirigolzarri harán caso del gobernador Hernández de Cos, empeñado en que moderen sus resultados. Yo creo que no pueden, tras años de tipos cero y con una bolsa que languidecía por momentos. Y tampoco pueden reducir las inversiones que exige una banca digital que se impone por la fuerza y cuyo rendimiento real es más que dudoso.
Con el Sanchismo, la propiedad privada, grande y pequeña, está en riesgo en España. Además: ha conseguido que se odie al empresario. Vivimos una España de funcionarios en la que nadie arriesga
Así, la demagoga Marisu Montero insiste en la peor política fiscal: la que grava los ingresos, no los beneficios. Porque esa es otra: como se generalice el impuesto especial a bancos y energéticas, que no grava el beneficio sino los ingresos, nos encontraremos con un peligrosísimo instrumento para reducir el empleo en España.
Me explico: el trio Sánchez-Calviño-Montero está acentuando la política de huída de capitales, también hacia Portugal y, lo que es peor, la huida de empresas. Es el síndrome Ferrovial: cuando, aún existiendo razones fiscales, que las hay y razones financieras, que las hay, lo cierto es que las empresas se marchan, sí, traicionan a su país... porque no aguantan al Gobierno Sánchez.
No me extraña: con el Sanchismo, la propiedad privada, grande y pequeña, está en riesgo en España. Además: Moncloa ha conseguido que se odie al empresario. En pocas palabras, vivimos en una España de funcionarios en la que nadie arriesga, porque al riesgo de ruina económica se une el peñazo político y los ataques del Gobierno a los empresarios. La política económica del Sanchismo ha consistido en una política de subvenciones públicas y mucho voto cautivo.
Una España de funcionarios.