Gloria Ortiz, consejera delegada de Bankinter, ha realizado una operación singular: tres entrevistas en los tres diarios económicos, el mismo día. En las tres se aludía al crecimiento rápido y, en una de ellas, Ortiz incluso apostó por una victoria del BBVA en su OPA hostil contra el Sabadell.
Con la segunda generación de Botín en Bankinter permanece la crisis de identidad perpetua de la entidad. Ahora entre el crecer o no crecer: en banca presencial, desde luego, mejor no crecer... en momentos de tipos a la baja
Verá, doña Gloria, esas cosas se piensan pero no se dicen. Primero porque pudiera ser que venciera el opado pero, aunque venza el opador, se supone que si no Carlos Torres, que está en otra historia, sí al menos el CEO Onur Genç, luchará porque Competencia no el arrebate aquello que, con criterios profesionales, más puede apetecer del Sabadell de Pep Oliu y González Bueno: su negocio de pymes y de banca doméstica. Eso no lo soltará, aunque la CNMC le golpee en la mano.
En cualquier caso, el mandamás de Bankinter, que es Alfonso Botín, hijo de Emilio Botín, vicepresidente de Bankinter, ya dio el primer paso hacia el liderazgo en la entidad, ya inició la sucesión, con la sustitución de Dolores Dancausa -elevada a la Presidencia no ejecutiva según el viejo principio de elevación/castración-, quien sólo obedecía a su padre, por Gloria Ortiz. Y Ortiz, todo sea dicho, ha realizado una buena gestión.
Ahora bien, el problema no está en la CEO re-entrevistada sino en Alfonso Botín, que se ha reivindicado: se niega a ser un banquero de segunda división, él también es un Botín. No ha llegado a la cumbre en el segundo banco de la familia Botín para el puro continuismo y para que algunos le consideren unA filial del Santander.
El mensaje de Alfonso Botín al mercado parece claro: vamos a cambiar rentabilidad por crecimiento. Un error, porque su modelo actual funciona... con su tamaño actual
A sus 54 años, Alfonso quiere dejar huella. Formado en Boston, en Economía y en Civilizaciones Clásicas, apuesta ahora por convertir a Bankinter, además de en un buen banco, que eso ya lo ha heredado, en un gran banco. El problema es si debe hacerlo ahora.
Verán, a principios de siglo Internet acababa de llegar a España. Juan Arena de la Mora, CEO histórico de Bankinter, probablemente la persona que más confianza haya tenido con el fallecido Jaime Botín, quiso convertir a Bankinter en un banco nuevo, electrónico... y el fracasó le costó el puesto. Volvió a demostrase que no se puede llegar tarde a los cambios, pero tampoco demasiado pronto.
Es curioso que diez años después, la entonces CEO Dolores Dancausa volviera a cometer el mismo error al adquirir EVO, precisamente a González Bueno, actual CEO del Sabadell. Porque la compra de EVO ha resultado un fiasco, aunque Ortiz lo reivindique como el Bankinter digital del futuro próximo.
En cualquier caso, no olvidemos que, tras el fiasco de la modernización Arena, Bankinter estuvo a punto de ser vendido a uno de los grandes o de ser absorbido por el Santander. Eran los tiempos en que los hermanos Emilio y Jaime Botín tenían cargos ligados entre dos entidades presuntamente independientes, hasta que el Banco de España les dijo que verdes las han segado y que se divorciaran. Y los hermanos Botín lo hicieron, siguiendo el paradigma familiar de que sólo viviendo peligrosamente obtienes la paz mercantil.
Lo lógico es la vía media: mantener el actual Bankinter en crecimiento natural y crecer digitalmente a través de EVO, una pésima compra de Dolores Dancausa que puede convertirse, tras muchos esfuerzos, en la solución, al menos en la salida
A partir de ahí, la cosa quedó en que Emilio Botín, desde el Santander, alardeaba de que podía integrar Bankinter en cualquier momento, pero Jaime Botín no estaba de acuerdo.
Pues bien, lo que ahora quiere demostrar el hijo de Jaime Botín, Alfonso, es que Bankinter no es una filial encubierta del Santander. Y que, además, se dispone a ser un gran banco.
En resumen, que Alfonso Botín quiere reivindicarse y corre el riesgo de acelerarse. Entonces utiliza a Gloria Ortiz como icono. Ahora bien, Ortiz, ha cometido el error de apostar por la victoria de BBVA sobre Sabadell, como instrumento de crecimiento. Eso es malo. Es más, Bankinter no debería obsesionarse con el crecimiento, en un banco de clases medias, dispuestas a pagar comisiones más elevadas por un buen servicio. Así que, eso que funciona, no lo toques.
Respecto al banco digital... la verdad es que la tecnología de Bankinter es flojucha. Si lo que pretende es convertir EVO en el Bankinter digital, que busque economías más débiles, propias de la banca digital. Esto tarda años en consolidarse pero puede funcionar.
Y todo lo anterior significa que, con la segunda generación de Botín en Bankinter, permanece la crisis de identidad perpetua del banco, ahora entre el crecer y el permanecer como banco mediano.
Eso sí, Alfonso Botín tiene claro que no debe ser absorbido por el Santander de su prima Ana Botín, que no parece vaya ser el Santander de su amigo Javier Botín
En banca presencial, desde luego, mejor no crecer... en momentos de tipos a la baja. Bankinter es un banco modelo para un tipo de economías y para un tamaño determinado. Es El Corte Inglés de la banca. Cuidado con jugar a Primark, mejor no arramblar con lo ya conseguido.
Sin embargo, el mensaje de Alfonso Botín al mercado parece claro: vamos a cambiar rentabilidad por crecimiento. Un error, porque su modelo actual funciona... con su tamaño actual.
Lo lógico sería el crecimiento por la vía media: mantener el actual Bankinter en su desarrollo natural y crecer digitalmente a través de EVO, una pésima compra de Dolores Dancausa que puede convertirse, tras muchos esfuerzos, en la solución, al menos en la salida. (De nada, don Alfonso: le pasaré la factura por asesoría de altísimo nivel).
Eso sí, Alfonso Botín tiene claro que no debe ser absorbido por el Santander de su prima Ana Botín, que no parece vaya ser, por el momento, el Santander de su amigo Javier Botín. Porque esto es algo que no debemos olvidar: el factor humano, y mucho más en la familia de banqueros cántabra es fundamental. Alfonso Botín se entiende muy bien con su primo Javier Botín pero no con su prima Ana Botín. Y a Javier Botín, en el Santander, se le puede haber pasado el arroz.
Otra cosa es la siguiente generación: los hijos de Ana Botín y los hijos de Javier Botín. Pero eso ya es otra historia. Ahora se trata de saber qué hará con Bankinter Alfonso Botín. Le queda una década para convertirlo en un gran banco o para permanecer como el numero uno de un buen banco. Yo le aconsejo lo segundo.