Gloria Ortiz entró en Bankinter en 2001 como responsable de Control de Gestión. Desde entonces, ha sido directora de Relaciones con Inversores, directora Financiera, directora de Banca Digital, Tecnología y Operaciones y, antes de ser nombrada CEO, directora general de Banca Comercial.
Ortiz no sólo no es nueva en la casa, sino que ha formado parte de la cúpula del banco desde hace ya unos cuantos años, con todo lo que eso implica. ¿Qué cambiará en Bankinter a partir de ahora, tras su nombramiento como CEO? Nada, o prácticamente nada. Así, su objetivo es “continuar la senda que nos ha dejado mi actual presidenta”, afirmó este jueves, durante la presentación de resultados del primer trimestre.
Ortiz no va a cambiar la estrategia del banco, ni la política de riesgos, y pondrá la atención, como Dancausa, en el crecimiento orgánico, aunque vigilando posibles oportunidades que surjan.
“Tenemos que reorganizar este crecimiento tan rápido que hemos tenido en los últimos años”, con el foco puesto en la eficiencia, la rentabilidad y la mencionada política de riesgos. La vedad es que ese programa ya supone cambios, sobre todo en la política de riesgos, e incluso reitera la idea dominante en el mercado de que Bankinter va bien, muy bien, pero el modelo se ha agotado.
Ni siquiera hará cambios significativos en el organigrama, más allá de los ya realizados a finales de marzo y que incluyeron el nombramiento de su sucesor en Banca Comercial, Ignacio Lozano que, además, entró a formar parte del comité de dirección. Ortiz no hará más cambios en el corto plazo y resaltó que no tiene necesidad de hacerlos porque el equipo actual, del que ella formaba parte, ya es de su confianza.
En definitiva: si Ortiz no va cambiar nada, ¿por qué sustituir a María Dolores Dancausa, que ha llevado al banco al lugar que ocupa actualmente? Lo cierto es que, como hemos explicado reiteradamente en Hispanidad, la actual presidenta no ejecutiva del banco nunca se ha entendido con Alfonso Botín, hijo de Jaime Botín y vicepresidente ejecutivo del banco.
Vamos con los resultados que, siguiendo la línea de 2023, fueron “muy satisfactorios”, con un beneficio neto de 200,8 millones de euros, un récord que Ortiz tuvo la elegancia de atribuir a su antecesora. El negocio típico bancario siguió tirando hacia arriba la cuenta de resultados, con un margen de intereses un 11% superior al del primer trimestre de 2023 (alcanzó los 578 millones de euros), y unas comisiones también al alza, un 9%, hasta los 166 millones. El margen bruto alcanzó los 659 millones tras aumentar un 7%, mientras el margen de explotación subió un 8% y alcanzó los 426 millones. Y eso a pesar de aumentar un 6% los costes operativos, que fueron de 232 millones.
En cuanto al balance del grupo, la inversión crediticia aumentó en 4.000 millones de euros, un 5% respecto a marzo de 2023, y los recursos minoristas en otros 4.000 millones, un 6% más.
Volvemos a Ortiz, que no ha dudado en enfriar las perspectivas de bajadas de tipos por parte del BCE. “Van a ser menos intensas y menos rápidas”, advirtió. Es decir, no esperen a que los tipos se sitúen por debajo del 3% a finales de año, como se llegó a prever. Eso no va a suceder, y menos aún con EEUU dudando, incluso, si bajarlos o no. “Hay que tener valor para bajarlos antes que la Reserva Federal”, afirmó Ortiz. Eso significa, entre otras cosas, que las hipotecas tardarán todavía un poco más en abaratarse.