Aprovechando la presentación de resultados del BBVA correspondiente al primer semestre, el presidente del banco, Carlos Torres Vila, ha decidido perpetrar cambios en el organigrama, justo el día en que se marcha de vacaciones. No es mala táctica, la aprendió de FG... que ya no le quiere: los damnificados no pueden protestar y los nombrados se van de vacaciones y en septiembre ya veremos cómo se les recibe.

 

En teoría, puede decirse que Torres estaba esperando el auto de transformación del juez García-Castellón para cribar a los imputados, a quienes el banco, dicho sea de pasado, ha dejado un tanto aparte. Así, Pablo García Tobin, portavoz, quien, al final, no ha resultado imputado por su señoría, pasa a ser responsable de Talento y Cultura, como ahora se conoce -desconozco el motivo- a los antiguos jefes de personal, los directivos más odiados de la casa.

Ahora bien: hay otra explicación más convincente acerca de los motivos de esa renovación: Torres empieza a creer que la OPA sobre el Sabadell puede fracasar, en cuyo caso sabe que alguien le obligará a presentar la dimisión. Vamos, que ha pasado de la euforia a la depresión en pocas semanas, porque no tiene claro el final de la historia y porque ha cometido muchos errores. 

Por el momento, su estrategia consiste en dilatar la operación el mayor tiempo posible y en convencer a su Consejo de que, aunque la OPA fracase, el BBVA pue seguir adelante como si nada hubiera pasado. Veo más difícil esto que aquello. Mismamente, ¿cuál es la joya de la corona de Sabadell? La banca de pymes.

De la euforia a la depresión. Torres está convencido de que, en 10 años, desaparecerá la banca de particulares. Es decir el sistema de pagos de un país

Pues bien, Torres ha separado la banca de particulares de la banca de empresas, que no es de empresa, sino más bien de empresarios, que reclaman gestión de patrimonio y banca privada. Ahí es donde se gana dinero. 

¿Qué significa esto? Pues que la banca de particulares, la banca doméstica de toda la vida, que opera como el sistema de pagos de  un país, tiene los días contados. Al menos eso piensa Torres. Que ese papel lo juegue la banca electrónica, idea que el BBVA pretende extender por todo su perímetro internacional, también con la creación de bancos explícitamente digitales, para jovencitos. En el BBVA tienen la convicción de que la banca de particulares desaparecerá en 10 años. A lo mejor confunden sus deseos con la realidad y a lo mejor los viejecitos duran más tiempo del que ellos creen.   

Pues bien, Jaime Sáenz de Tejada, siempre candidato a CEO, se encargará de esta banca de pymes, o de empresas, o de empresarios, que es donde el BBVA está más pez y por lo que pretende comerse al Sabadell. 

A destacar otros dos nombres: Jorge Sáenz Azcúnaga, otro candidato a CEO, ve cortada su carrera. Y Juan Asúa se queda como asesor áulico en la cumbre. Asúa es un buen tipo, buen profesional, pero se la acusa de ser un poco blando a la hora de tomar decisiones. Pero es el hombre -ya jubilado como ejecutivo- que le ha enseñado a Carlos Torres cómo funciona la banca al por mayor. 

Pero lo más importante es lo ya dicho: que Torres Vila ha pasado de la euforia a la depresión y que ahora pretende alargar la OPA el mayor tiempo posible. En primer lugar, para que el Gobierno cambie de opinión pero, en segundo lugar, porque sabe que si un lunes anuncia la retirada de la OPA, el martes alguien pedirá su dimisión.