Lo apunta Carmelo Tajadura, exdirectivo del BBVA, en su twitter y merece la pena repetirlo. Dice así: el BBVA acabó la semana pasada valiendo en el mercado 40.854 millones. "Hoy (por el martes 16) ha cerrado valiendo 38.667. La diferencia es de 2.187 millones, curiosamente una cifra no muy diferente de los 2.249 que le costaría la OPA turca si acude el 100%".
Podría recordar que cuando comienza la era Francisco González, a principios de siglo, el BBVA valía 100.000 millones euros y que se encamina a capitalizar una tercera parte. Y sí, entonces valía más que el Santander. Y no: el IBEX no se ha desplomado tanto, ni de lejos.
Ahora bien, lo que nunca estuvo en juego fue la soberanía española del BBVA. Como mucho se trataba de refriegas entre el PNV y el Gobierno central, por ver quién influía más, incluso entre algunas de las familias del nacionalismo vasco, más o menos independentistas.
Ahora no, ahora hablamos de algo mucho más serio: hablamos de que en el BBVA manda Recep T. Erdogan, que dispone en el banco español de un Ceo turco, llamado Onur Genç, quien, por mucho que se disfrace de occidental, o por mucho que pretenda que sus relaciones con el Gobierno turco no son las apropiadas, lo cierto es que el tirano turco influye todo y más en el banco con sede en Bilbao. Y, naturalmente, la influencia no es positiva para el balance de la entidad. La política monetaria turca y la correspondiente evolución monetaria no son sino un lastre para el BBVA y una oportunidad para el venenoso BCE de inmiscuirse en la gobernanza de la entidad.
Si a eso le añaden que el presidente Carlos Torres ha perdido el control del Consejo, con un relevo ya previsto, como el de Jaime Caruana -no digo que lo haya forjado el propio Caruana pero tampoco lo descarta- dispuesto a sustituirle en cualquier momento... no es de extrañar que la plantilla -más consciente de la consecuencias que de las causas- sólo piense en la prejubilación o en una buena baja incentivada.
Insisto, el BBVA se encuentra en una situación crítica de falta de confianza. Y recuerden: Carlos Torres no es culpable de Villarejo; del Garanti, sí
Ahora mismo, al presidente del BBVA sólo le queda un camino: remodelar el Consejo y el equipo directivo para finiquitar la era FG y colaborar con el juez García-Castellón en el caso Villarejo. Pero, ante todo, debe alejarse de Turquía y relevar cuanto antes a Onur Genç.