A la gran jornada bancaria que cada año organizan Deloitte y el diario ABC, acudieron los Ceos de los grandes bancos. No faltaron ni José Antonio Álvarez (Santander), ni Gonzalo Gortázar (Caixabank), ni César González Bueno (Sabadell)… pero sí faltó Onur Genç, el Ceo de BBVA.

Y es que el segundo banco español y tercero en España, con sede en Bilbao, aún heredero de la clase bancaria vasca, ha entrado en fase de guerra civil a varias bandas, aunque la línea principal de enfrentamiento se libra entre el presidente, Carlos Torres, y el consejero delegado, el precitado Onur Genç.

Como consecuencia de ello, la entidad vive enrocada sobre sí misma y Carlos Torres aún parece perdido en el limbo de la reciente boda de su hijo. No ejerce de presidente ejecutivo y, cada vez más, el hombre de Ankara, como le conocen en el banco, que ha aprendido español a toda velocidad y mostrado su innegable conocimiento del sector, es el que despacha con los consejeros, tras neutralizar a todos aquellos que andaban demasiado cerca de don Carlos, por ejemplo a Juan Asúa, enlace con la historia de BBVA. Otros dos periclitados llaman la atención porque estaban llamados a ser mucho y por el momento se han quedado en nada en la era Genç: el relevado Jaime Sáenz de Tejada y Javier Rodríguez Soler, el hombre llegado de la abandonada Estados Unidos, operación que ha dotado de liquidez al BBVA (aunque la historia del banco en Estados Unidos se salde con números rojos) y que estaba llamado a ser el primer ejecutivo del banco a las órdenes directas de Torres. Genç le tiene aparcado en Sostenibilidad. En resumen, don Onur le está comiendo la merienda a don Carlos.

El Consejo no apoya a Carlos Torres, éste se complica la vida en el caso Villarejo… y ahora el BCE pretende lo que no consiguió con FG: un presidente-chairman

En el entretanto, el presidente lleva todo el verano perdido: ni cumple con su labor de representación institucional, ni cumple con su más importante labor de marcar la estrategia. Es como si se hubiera cansado de mandar, tras un periodo inacabado, marcado por el pegajoso caso Villarejo y por la necesaria, imprescindible, ruptura con Francisco González, FG, imputado, al igual que la persona jurídica BBVA, en el caso Villarejo.

Muchos no entienden por qué el presidente no ejerce de presidente, por qué sigue manteniendo a los leales a FG -por ejemplo, al también imputado portavoz Paul Tobin- cuando todo el mundo sabe que el equipo de FG -sí, también FG tuvo equipo- se entiende ahora mejor con el recién llegado Onur Genç que con el propio presidente. 

Ahora bien, el BBVA no habría entrado en guerra civil si no fuera por el principal apoyo perdido por Torres: el del Consejo. Y esto sí es grave. Empezando por el final: Carlos Torres ha perdido el apoyo del consejero Jaime Caruana, exgobernador del Banco de España, exprimer ejecutivo del podetoso BIS, el banco de bancos centrales, y amigo del mentor de Torres, Manuel Pizarro, que no en vano -Caruana y Pizarro- son ambos de Teruel.

Como ocurriera con el Popular, la pelea entre españoles le pueda dar el poder a Francfort… ¡y a un turco que mira de reojo al fundamentalista Erdogan!

En resumen: el turco Onur Genç, ¡apoyado ahora por Jaime Caruana!, manda más en ‘la Vela’ que Carlos Torres, desaparecido en combate.

El Consejo no apoya al presidente y éste, muy oportuno, se complica la vida en el caso Villarejo, negándole al juez García-Castellón, según estrategia dictada desde un comienzo por el despacho Garrigues, la información solicitada por éste. Gracias a ello, atención, el Banco Central Europeo (BCE) aspira a lo que no consiguió en su pulso con FG: un presidente-chairman. De esto va camino el taciturno Torres, de ceder el poder ejecutivo a Onur, convertido ya en su principal adversario.

Y sí: otra vez, como ocurriera con el Popular, la pelea entre españoles le pueda dar el poder a Francfort… ¡y a un turco que mira de reojo al fundamentalismo de Erdogan! Porque Genç ha aprendido español pero sigue siendo turco, un país dominado por un fanático con corbata -y con muy mala leche-, que aún considera a España como esos cruzados de Lepanto -¿se celebrará el 7 de octubre en el BBVA?- que destronaron a la esclavista Turquía del Mediterráneo, más una serie de familias plutócratas.

En el entretanto, ya a las puertas del fin de ejercicio, en el otoño capitalino, Torres debería retomar las riendas, no vaya a ser que, si alguna vez pretende hacerlo, no las encuentre. Debe romper -y escenificarlo- con FG y su gente y, ante todo, ganarse de nuevo al Consejo y a sus directivos. Y debe poner en su sitio a Onur Genç. A lo mejor para ello no basta con una fusión con el Sabadell y con Kutxabank, porque el mal no está fuera: está dentro.  

De paso, convendría que galvanizara a sus trabajadores, la plantilla más desanimada de toda la banca española, que sólo vive pendiente del próximo ERE. Y si hay que abandonar Turquía, el Garanti… pues se abandona y en paz.

Insisto: o Torres reacciona o no se come el turrón en Las Tablas.