Decía ayer, y sigo insistiendo en ello, que al Gobierno Sánchez, en un primer momento, no sólo le pareció bien la andanada del BBVA sobre el Sabadell sino que la animaba, y con el aplauso entusiasta del PNV de Andoni Ortúzar. Es más, el Gobierno, apartado socialista, así como el PNV, pretendían aprovechar la oportunidad para entrar en el consejo del BBVA, de la misma forma que han entrado en Telefónica.
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Entonces, ¿qué ha ocurrido para que ahora el Gobierno Sánchez haya dado un giro copernicano y se oponga frontalmente, tanto en forma como en fondo, a la operación?
Porque claro, el martes la ministra portavoz, Pilar Alegría, hablaba de operación "respetable" y ahora el titular de Economía, Carlos Cuerpo, recuerda que el Gobierno tiene la última palabra, que no admite la fusión ni por sus formas -no ha habido negociación, ha sido un intento de fusión a lo McKinsey-, ni por el fondo, dado que ahora Carlos Cuerpo ha recordado que la excesiva concentración bancaria perjudica la inclusión de la clientela así como la no-subida de los depósitos bancarios.
Mientras, el Ejecutivo da un giro copernicano sobre la operación: el martes la consideraba "respetable", el jueves inadmisible, en "forma" y "fondo"
En cualquier caso, repasemos la crónica de estos cuatro días apasionantes que han terminado con el giro copernicano del Gobierno en la operación BBVA-Sabadell. El martes, rueda de prensa posterior al consejo de ministros, la portavoz, Pilar Alegría, calificaba la opa de BBVA sobre Sabadell como "respetable". El jueves esa OPA respetable se había convertido en inadmisible, según su compañero de gabinete, Carlos Cuerpo. Inadmisible, en "forma" y "fondo". En forma, por la precitada opa a lo McKinsey, una chulería de la que Carlos Torres ya ha tenido tiempo de arrepentirse.
En fondo, porque a la banca española lo único que no le hace falta son fusiones.
Por si fuera poco, después de esto, el presidente del BBVA ha dejado de ser el banquero del Gobierno. Torres no se ha dado cuenta de que ser amigo de Moncloa significa poco para su actual inquilino: es premisa de dar, no de recibir.
Carlos Torres deja de ser el banquero del Gobierno. Lo que ha forzado el cambio es la actitud de ERC y Junts, que acaban de decidir que el Sabadell vuelve a ser un banco catalán
A todo esto: lo que ha forzado el cambio del Ejecutivo, un verdadero giro copernicano es la actitud de ERC y Junts, que acaban de decidir que el Sabadell vuelve a ser un banco catalán y que no se lo van a quitar. A Sánchez no le conviene enfadar a las dos grandes fuerzas indepes, la burguesa y la proletaria, más que nada porque necesitará los escaños de uno, del otro o de los dos.
Pero esto se hincha. El presidente Carlos Torres ha decidido seguir adelante con el acoso al Sabadell, sin mejorar la oferta y elevándola a opa hostil. Lógico: si fracasa tiene muchas posibilidades de resultar cesado. Jaime Caruana y Andrés Torrecillas serían los encargados de ejecutarle.
Por si no había quedado claro, el ministro Carlos Cuerpo asegura que "el gobierno tiene la última palabra": ¿Seguro? En cualquier caso, en Economía dicen que la advertencia del gobernador del Banco de España (BdE), Pablo Hernández de Cos, han resultado definitivas: la fusión reduce la competencia. El 70% del mercado español quedaría en manos de 3 bancos.
Ahora bien, el gobernador es muy prudente, incluso ahora, en línea de salida del caserón de Cibeles. No fue tan claro en el Congreso, aunque lo cierto es que, si Torres le hubiera consultado, como ocurría años atrás, Hernández de Cos le hubiera dicho que no se lanzara a una aventura tan tonta.
El propio Luis de Guindos, vicepresidente del BCE, a quien Torres también calumnia, al decir que apoya la operación, se mostró extraordinariamente parco.
Porque la OPA, digámoslo de una vez, sólo es una chapuza. Justo cuando la banca no tiene que ganar en dimensión, cuando la banca mediana obtiene beneficios gracias a la elevación de tipos, el BBVA realiza una gran tontería intentando comerse a un banco especialista en Pymes. Deberían saber en el banco con sede en Bilbao que la banca la hacen banquero y bancarios y que tomando por asalto el Sabadell y descabezando a sus cúpulas no se conquistan mercados, más bien se destrozan.
Fusión McKinsey. Carlos Torres ha decidido seguir adelante sin mejorar la oferta y elevándola a opa hostil. Lógico: si fracasa tiene muchas posibilidades de resultar cesado. Jaime Caruana y Andrés Torrecillas serían los encargados de ejecutarle
A la Bolsa tampoco parece haberle gustado mucho: el Sabadell vuelve a subir, el BBVA vuelve a bajar. Pero, según Torres, es un problema técnico. Además, deja en berlina a Pep Oliu, al anunciar que le comunicó el asunto a mediados de abril. Lo sabía el presidente pero no lo sabía su Consejo, ni su equipo directivo: ¡huuuum!
Y encima, estamos en 2024, en el BBA se retiran del Consejo a los 75 años de edad, mismamente la edad que Oliu cumplió el pasado 25 de abril.
La guinda de la tarta: Torres asegura que la oferta es buenísima, sin un euro en metálico. Se empeña en seguir adelante en lugar de dar marcha atrás. Pues bien, la operación puede ser su tumba: en la rueda de prensa de la mañana del jueves, respondió a Hispanidad que el fracaso de la operación no afectaría a su situación personal. Yo no estaría tan seguro.
Al mercado tampoco parece gustarle mucho: el Sabadell vuelve a subir, el BBVA vuelve a bajar. Pero, según Torres, es un problema técnico. Además, deja en berlina a Pep Oliu, al anunciar que le comunicó el asunto a mediados de abril
Posdata: Yolanda Díaz, que no puede faltar a fiesta alguna. ojo al dato, acertó el puente de mayo, cuando habló de que la fusión supondría mayor concentración bancaria pero, como necesita ser la sal de todos los platos, Yolandísima se pasó de frenada el miércoles, al asegurar que el matrimonio provocaría un atentado contra la solvencia bancaria, liando así la gimnasia con la magnesia. Y no se crean, esta señora es vicepresidenta del Gobierno.
La compra del Sabadell por el BBVA pinta gris: la permanencia de Carlos Torres en la Presidencia del BBVA pinta negro.