Chorreo de salidas en el sector bancario y más preocupante aún, chorreo de peticiones para dejar el empleo bajo unas determinadas condiciones. De las cuatro entidades más grandes, el BBVA se lleva, por goleada, la medalla de oro: 5.216 peticiones para dejar el banco frente a las 2.935 salidas pactadas, esto es, un exceso del 78%. Onur, ¿qué les haces?
El consejero delegado del BBVA mostró hace solo unas semanas su compromiso para mantener la motivación de la plantilla. “Es nuestra responsabilidad”, aseguró. Y el jueves, durante el Día del Inversor, descartó otro ERE en el centro corporativo, aunque admitió que uno de los compromisos del banco para los próximos tres años es recortar costes… en el centro corporativo. Motivar, lo que es motivar…
El Sabadell planteó un ERE para 1.605 trabajadores y recibió 2.115 solicitudes, 510 más de las ofertadas. Porcentualmente, el banco que dirige César González-Bueno se llevó la medalla de plata: recibió un 32% más de solicitudes para dejar el banco.
El macro ajuste de Caixabank recibió más peticiones que el del Sabadell en números absolutos, pero proporcionalmente se quedó por detrás. Hablamos de 8.291 solicitudes para cubrir 6.452 salidas, un exceso del 29%. El último puesto es para el Santander, que planteó un ERE para 3.572 personas y solo recibió 500 peticiones adicionales, un 14% más.
El desbordamiento de solicitudes no es exclusivo de la gran banca. Ibercaja, por ejemplo, recibió 809 peticiones tras anunciar un ERE para 750 empleados. Y quedan por concretar Unicaja, cuyas negociaciones continúan encalladas y que planea la salida de 1.513 personas, y Abanca, que el jueves anunció un ajuste de 380 empleados, el 5,7% de la plantilla.
Las condiciones del ERE pactadas con los sindicatos son clave, naturalmente. En general, cuanto mejores sean, más empleados se apuntan, entre otras razones, porque sospechan, y con razón, que en los sucesivos ajustes -sí, habrá más ajustes- las condiciones serán cada vez más desfavorables.
Sea como fuere, tanto las prejubilaciones como las bajas incentivadas suponen que un trabajador se marcha a su casa. Así es difícil solucionar el problema de las pensiones.