Carlos Torres está sentenciado como presidente del BBVA y aunque su puesto, como se pueden imaginar, no depende directamente de Moncloa, si Alberto Núñez Feijóo es investido presidente tras el 23-J, no tardará mucho en salir del banco.
Efectivamente, Torres ha perdido todos los apoyos que tenía en Génova y lo ha hecho en el peor momento, cuando el PP se postula como vencedor de las elecciones generales y, de puertas adentro, cuando el caso Villarejo parece dar un nuevo giro, con nuevas declaraciones en el horizonte y el mantenimiento como imputada de la persona jurídica BBVA.
En otras palabras, a la situación de debilidad que atraviesa Torres al frente del banco -la entidad está sumida desde hace varios trimestres en una profunda crisis de liderazgo- se une la fortaleza de un Feijóo dispuesto a provocar el relevo en el segundo banco español más grande e internacional.
Tranquilos, entre los candidatos a suceder a Torres no está el consejero delegado, Onur Genç, que sigue siendo un gran desconocido para la plantilla, sobre todo para la de la red de oficinas, es decir, para la que saca adelante gran parte de la cuenta de resultados. Para el puesto de CEO también hay muchos candidatos, aunque ninguno de ellos cuenta con el aval directo del presidente turco Erdogan.
Y todo esto contando con que Jaime Caruana es uno de los candidatos a dirigir la política económica de Núñez Feijóo. Caruana se lo ha puesto difícil a Torres y aunque su marcha a la política también está condicionada por el Caso Villarejo, lo cierto es que Torres está cada vez más sólo, más tumbable.