El lunes 16 de este mes, Rodrigo Buenaventura dejará la CNMV para incorporarse al Consejo de la Organización Internacional de Comisiones de Valores (Iosco), como secretario general. Desde aquí le deseamos lo mejor en esta nueva etapa continental.
A lo que vamos: el todavía presidente del supervisor de los mercados españoles afirmó el jueves que la CNMV no aprobará el folleto de la opa BBVA-Sabadell hasta que la CNMC no fije las condiciones de la operación. El bueno de don Rodrigo ha tardado dos meses en admitirlo abiertamente. Recuerden el lío que se hizo a preguntas de TVE sobre si su decisión dependía de la CNMC. El pasado jueves aseguró que sí y que, además, es una práctica común.
¿Seguro? Porque entonces, ¿para qué sirve la CNMV? Una cosa es el folleto de la operación y otra bien distinta las implicaciones que esa operación puede tener en materia de competencia. La CNMV puede -y debe- aprobar cuanto antes el folleto de la opa y si, como en este caso, la oferta puede variar según lo que dicte la CNMC, se condiciona, precisamente a lo que diga Competencia.
Una cosa está clara: cuanto más se alarga la aprobación de la opa -estamos hablando de opas hostiles- peor para el opador y mejor para el opado. En el caso BBVA-Sabadell podríamos irnos, incluso, hasta la primavera de 2025 o, lo que es lo mismo, un año después -9 de mayo- de la presentación de la opa hostil.
En doce meses puede suceder de todo, por ejemplo, el relevo al frente del supervisor bursátil, que se hunda la cotización del sector bancario, o que Pedro Sánchez convoque elecciones, aunque esto último no tiene visos de suceder bajo ningún concepto. Precisamente, dilatar la decisión por parte de la CNMV responde al rechazo de Moncloa a la operación.
No es extraño, por tanto, que en España casi nunca prosperen las opas hostiles. No sabemos el final de esta historia, pero sí podemos afirmar sin temor a equivocarnos que el folleto no lo aprobará Rodrigo Buenaventura.