Ese es el riesgo principal de plantear la compra del Sabadell mediante el intercambio de acciones: desde que se anunció la primera oferta, la amigable que prometía tres asientos en el consejo de administración, hasta este lunes, los títulos del BBVA han perdido un 8,7% de su valor mientras que los del Sabadell han ganado un 8,6%.

Y el problema es que la tendencia -BBVA baja y Sabadell sube- no ha variado con la OPA hostil, de tal manera que este lunes, el banco que preside Carlos Torres ha cerrado con una caída del 0,8%, hasta los 9,9 euros por acción, mientras que el de Josep Oliu lo hacía con un retroceso del 0,1%, hasta los 1,8 euros por título. El BBVA vale 58.496 millones de euros en bolsa y el Sabadell, 10.274 millones.

En otras palabras, el mercado le ha advertido a Torres que debe mejorar la OPA y lo debe hacer ofreciendo dinero y no acciones, y mejorando el precio, aunque haya insistido en que no puede hacerlo. Si no la mejora y fracasa, le podría arrastrar a él y provocar su salida del banco.

En el plano político tampoco ha comenzado bien la semana y el cerco alrededor del BBVA se estrecha. Hablamos del pleno extraordinario de la Diputación de Alicante celebrado este lunes que ha rechazado la OPA hostil con los votos de PP, PSPV y Compromís. Todos han dicho 'no', salvo Vox, cuya diputada, Gema Alemán, aunque ha mostrado su preocupación por la concentración bancaria, se ha abstenido alegando que tendría que conocer mejor la operación y que, en cualquier caso, la Diputación no tiene competencias sobre el asunto.

Parece algo menor, pero lo cierto es que tener en contra a los representantes políticos locales no ayuda y podría provocar una huida significativa de clientes. No en vano, puede ser más letal la condena de un alcalde, que está sobre el terreno, que la del presidente del gobierno. Precisamente en Alicante, donde el Sabadell tiene su sede social.