México es una plaza importante para los dos bancos españoles más internacionales, BBVA y Santander. La entidad que preside Carlos Torres es el primer banco del país por volumen de activos, muy por delante de CitiBanamex, Banorte y Santander, que ocupa la cuarta plaza del ranking. Naturalmente, el país norteamericano pesa más en el BBVA -aporta el 44% del beneficio del grupo- que en el Santander -13% del beneficio del grupo, a 30 de junio de 2020-.

México es un filón para el negocio puramente bancario, ese que apenas se sostiene en España y en Europa. Para empezar, los tipos de interés que, a pesar de su evolución bajista -Banxico, el Banco Central del país, volvió a bajar los tipos el jueves-, están en el 4,25%. Un sueño para los banqueros españoles. Además, hablamos de un país de 127 millones de habitantes y muy poco bancarizado: sólo el 37% de la población tiene cuenta corriente. El potencial es inmenso.

Ahora bien, no todo sopla a favor del negocio bancario y, tanto Carlos Torres como Ana Botín, miran de reojo al presidente, Andrés Manuel López Obrador (AMLO). El problema no es que sea de izquierdas, que lo es, sino los virajes de su política económica.

Por ejemplo: tras ganar las elecciones, en noviembre de 2018, pero antes de asumir el cargo, se le ocurrió decir que limitaría -incluso eliminaría- determinadas comisiones bancarias que las entidades cobraban a los clientes. La reacción en bolsa fue inmediata y la cotización del BBVA se desplomó cerca de un 6% en una sola jornada. Al final, AMLO no cumplió su amenaza, pero el daño ya estaba hecho.

Otro sobresalto, esta vez indirecto: la petición de AMLO al Rey y al Papa para que se disculpasen por la conquista de México. Puede parecer algo menor, pero no lo fue, teniendo en cuenta la importancia de los dos bancos españoles en el país.

La decisión de unificar todas las marcas del BBVA -menos la turca Garanti-, no gustó al presidente mexicano (ni a muchos clientes, que consideraban la marca histórica Bancomer como algo suyo), que decidió no acudir al evento anual de consejeros que organiza el banco en México y que históricamente ha contado con la participación del presidente de la nación.

A los desencuentros de AMLO hay que sumar la crisis económica derivada de la pandemia. México es uno de los países que más está sufriendo las consecuencias por el limitado margen de maniobra del Gobierno para tomar medidas de apoyo a la economía. Y eso, con AMLO de presidente, no es tranquilizador.