La soledad de Carlos Torres en el BBVA aumenta a la misma velocidad que el cabreo de Manuel García-Castellón con el banco… y con su presidente. El juez de la Audiencia Nacional no le ha imputado y nada indica que lo vaya a hacer, pero sí ha imputado a la entidad y nada indica que la vaya a desimputar. Torres, por su parte, no puede contar, siquiera, con el apoyo del Consejo de Administración, que también le ha abandonado.
El último episodio lo ha protagonizado el despacho Garrigues al que no se le ha ocurrido una mejor idea que remitir un escrito al juez respondiendo al escrito remitido por Antonio Béjar hace unos días. El ex directivo del banco está harto de que el banco le considere culpable y le recordó al magistrado que él no tenía poder de decisión y que se limitó a cumplir órdenes de la superioridad.
Y, como ya hemos informado, Torres también ha sido abandonado por su propio Consejo de Administración
A García-Castellón, además, no le gustó que la entidad despidiera a Béjar, el único hasta entonces dispuesto a hablar, al mismo tiempo que insistía en su colaboración incondicional y absoluta con la justicia.
Pues bien, los chicos de Garrigues, capitaneados por Helena Prieto, han contratacado con otro escrito al juez en el que aseguran que el BBVA no quiere entrar en “polémicas estériles” con el señor Béjar, pero…
En definitiva, si el BBVA asegura que está colaborando con la justicia, ¿por qué arremete (again) contra uno de los pocos que ha hablado y a quien puso de patitas en la calle?
García-Castellón no tiene motivos para imputar a Torres, pero si la entidad entra en juicio oral como imputada, el juez podría citar a declarar a todos y cada uno de los miembros del consejo de administración, como representantes del imputado BBVA.
García-Castellón está alargando la instrucción, y motivos no le faltan. La declaración de Pablo García Tobin, también conocido como Paul Tobin -¿por qué le mantiene Torres?- sigue poniendo en berlina a toda la entidad y el juez sigue sin recibir toda la información del forensic, entre otros motivos, porque buena parte de ella ha sido eliminada -ojo, una vez comenzada la instrucción-, presuntamente por Tobin, cumpliendo órdenes de FG.
Llegados a este punto cabe reflexionar sobre la estrategia de Garrigues. Si se trataba de defender a la entidad, tal vez lo mejor hubiera sido entregar toda la información solicitada en tiempo y forma al juez y, en segundo lugar, no despedir a los pocos que decidieron hablar: Antonio Béjar y más recientemente, Inés Díaz Ochagavía. Al final y al paso que van, los ‘garrigues’ y FG acabarán condenando al BBVA.