La maniobra de Garrigues, despacho contratado por BBVA para el caso Villarejo, lejos de acelerar el fin de la instrucción, algo que desea Carlos Torres, dilata todavía más el proceso y, lo que es peor, vuelve a cabrear al ya molesto juez Manuel García Castellón. Por eso, algunos sostienen que lo que busca el despacho con este último recurso es prolongar su contrato con el banco. Más hechos, más dinero a ingresar.
Sea como fuere, llama la atención la reprimenda al juez: “Se han producido un cúmulo de infracciones de normas esenciales del procedimiento que han causado efectiva indefensión a esta parte”, asegura el escrito al que ha tenido acceso Europa Press.
Es decir, lejos de colaborar con el juez para acelerar el fin de la instrucción -Torres calificó el caso de “cansino”, en febrero- el banco envía un recurso por fallos procesales, lo que alargará el proceso.
El pulso entre la entidad -con Garrigues como despacho- y García Castellón continúa y, lo que resulta más peligroso, con el banco todavía imputado como persona jurídica. Conviene recordar que Iberdrola, por ejemplo, perdió el contrato del siglo en EEUU por la imputación de su filial de renovables, aunque recurrió la decisión. Y eso sin contar con la pena de telediario que supondría la imagen de Carlos Torres y el resto de consejeros entrando en la Audiencia Nacional.