Investigados y no investigados. El juez de la Audiencia Nacional, Manuel García-Castellón, da los últimos retoques a la lista de imputados que pasarán a juicio oral tras cerrar la fase de instrucción de la pieza Trampa, del macro-caso Villarejo, abierta en enero de 2019.
Una cosa es clara: Carlos Torres, que ni siquiera ha sido llamado para declarar como testigo en la fase de instrucción, se librará, incluso, de la pena de telediario. No habrá imagen del presidente del BBVA entrando en los juzgados. Un alivio para él y un motivo de cabreo para José Ignacio Goirigolzarri, que tendrá que declarar como testigo el próximo día 30. Y, aunque no es nada probable, podría salir de la AN como imputado, tal y como desea el fiscal del caso y tal y como le sucedió, por ejemplo, al director de comunicación de la entidad, Paul Tobin.
Tobin pasó de ser un completo desconocido para García-Castellón, a estar imputado tras admitir que era él quien custodiaba la nube donde la entidad guardaba los documentos relacionados con Villarejo. Unos documentos que el juez solicitó en múltiples ocasiones, pero que el banco no le ha entregado hasta hace pocas semanas, con el consiguiente cabreo de su señoría.
Lo más probable es que Tobin pase a juicio oral como imputado, como también lo hará Francisco González (FG); el exjefe de Seguridad, Julio Corrochano; y el exjefe jurídico de la entidad, Eduardo Arbizu, que cabó su propia tumba cuando aceptó responder -podía no hacerlo- a las preguntas del fiscal, como contamos en Hispanidad.
El caso de Antonio Béjar es completamente distinto, aunque lo más seguro es que tenga un final similar y pase a la fase oral como imputado. Es cierto que Béjar, al igual que Javier Ayuso, colaboró con el juez cuando nadie más lo hizo, pero lo hizo de aquella manera.
Cada vez falta menos para que dé comienzo el juicio oral. Torres se salva, FG no.