Christine Lagarde ha hecho este jueves algo parecido a nadar y tender la ropa: subo los tipos de interés, pero poco y, además, como sé que es poco, anuncio que esto no tiene pausa, como sí anunció Jerome Powel, máximo responsable de la Reserva Federal, el miércoles. La diferencia es que los tipos de interés en EEUU se han situado en el 5%, frente al 3,75% de la Eurozona.
Y eso teniendo en cuenta que el mandato de la FED es doble: luchar contra la inflación, pero cuidando el crecimiento. El BCE, como ha recordado Lagarde en rueda de prensa, sólo tiene uno: aplacar la inflación. El crecimiento de España, Alemania o Francia no es cosa suya.
“No hay pausa, nos queda más terreno por recorrer”, afirmó la presidenta del BCE, que poco después justificó que la subida no fuera del 0,50%, como en marzo, por el endurecimiento del crédito por parte de las entidades.
Lo que sí consigue Lagarde no superando el 3,75% es suavizar la carga que supone la elevadísima deuda pública de los países, por ejemplo, la española, al menos hasta la próxima revisión, el jueves 1 de junio. Mientras tanto, políticos irresponsables de la talla de Pedro Sánchez, siguen endeudando a los contribuyentes, que tardarán décadas en devolverla. Ya saben, no es magia, son tus impuestos.
La nota, otra vez, la pusieron los bancos, que bajaron en bolsa sin excepción, a pesar de la subida del precio del dinero… y a pesar de los beneficios récord del primer trimestre. No se libró ninguno, aunque los más perjudicados fueron Unicaja (-3,1%), Sabadell (-2,2%) y Santander (-2%), frente a un Ibex que retrocedió un 0,3%.