El BCE siempre va un paso por detrás de la FED. El organismo norteamericano anunció el miércoles que mantendrá los tipos de interés y que en 2024 llevará a cabo tres rebajas. Este jueves, Christine Lagarde ha confirmado que el BCE hará lo mismo, mantener el precio del dinero en el 4,5%, pero no ha confirmado que vaya a bajarlos durante 2024, ni mucho menos cuántas rebajas llevará a cabo.
“No se ha discutido nada acerca de posibles recortes de tipos”, afirmó la presidenta del BCE. “Las discusiones se producirán reunión a reunión y dato a dato”, aclaró. Así las cosas, lo más probable y lo que descuentan los mercados, es que la primera bajada de tipos se lleve a cabo en la segunda mitad del año, pero como dice Lagarde, habrá que esperar a ver cómo evoluciona la inflación en la Eurozona, que cerró noviembre en el 2,4% (frente al 2,9% anterior) y la subyacente en el 3,6% (frente al 4,2% anterior). La previsión del BCE es que la inflación general cierre 2023 en el 5,4%, baje hasta el 2,7% en 2024 y hasta el 2,1% en 2025.
Todo esto está muy bien, salvo por un pequeño detalle: no estamos ante una inflación al uso, esto es, motivada por el exceso de demanda, sino ante una inflación provocada por la escasez de oferta, especialmente en Europa. Cada vez producimos menos y lo peor es que lo hacemos porque así lo exige Bruselas. ¿Desde cuándo una economía crece reduciendo la producción? La raíz del problema es la crisis demográfica que atraviesa Europa y que España lidera con entusiasmo.
En Fráncfort, sin embargo, no lo ven así, tal vez porque si lo hicieran tendrían que animar a los gobiernos a fomentar la natalidad y eso no es progresista.
Volviendo a la última reunión del año, lo que sí hará el BCE es reducir su balance a partir de la segunda mitad de 2024, concretamente, dejará de reinvertir los vencimientos del programa de deuda activado con motivo del Covid. Estamos hablando de una reducción media de 7.500 millones de euros al mes.