La blasfema Netflix continúa perdiendo suscriptores y sin hacer la más mínima autocrítica. Eso sí, la sangría ha sido de 970.000 usuarios en el segundo trimestre, pero inferior a la prevista (2 millones)... gracias a la serie Stranger Things principalmente, y esto ha tenido premio en bolsa: subida del 5% en el Nasdaq en la sesión del día 20, del 8% tras su cierre y del 5,6% en el premercado del día 21. Claro que no hay que olvidar que sus acciones acumulan una depreciación bursátil del 62% en el último año y del 66% desde el pasado enero.
La plataforma de ‘streaming’ que dirigen Reed Hastings y Ted Sarandos ha tenido la mayor pérdida de abonados en sus casi 25 años de historia: 970.000, frente a los 200.000 del primer trimestre. Ha sido destacable el fuerte crecimiento en Asia, donde ha sumado 1,1 millones, frente al desplome en EEUU y Canadá (-1,3 millones). Y de cara al tercer trimestre, Netflix prevé que se interrumpa la sangría de suscriptores y vuelva al crecimiento, captando 1 millón, gracias a los estrenos de esperados títulos como la película El agente invisible o la quinta temporada de la serie Cobra Kai, aunque la cifra está por debajo del aumento habitual de dicho periodo en años anteriores. Eso sí, sigue presumiendo de que actualmente cuenta con más de 220 millones.
El margen operativo trimestral no presenta una buena evolución: ha pasado del 25,1% entre enero y febrero al 19,8% entre abril y junio, lejos del 25,2% de hace un año, y se prevé que baje aún más, hasta el 16%, en el tercer trimestre
Entre abril y junio, el beneficio neto ha ascendido a unos 1.374 millones de euros, unos 100 millones superior al de hace un año, y los ingresos han aumentado un 8,6%, a unos 7.755 millones. En el conjunto del primer semestre, la ganancia neta ha decrecido ligeramente a unos 2.982 millones y la facturación ha aumentado en una proporción mayor, hasta unos 15.544 millones, y además, su deuda a largo plazo ha descendido algo, situándose en unos 13.971 millones.
Sin embargo, el margen operativo trimestral no presenta una buena evolución: ha pasado del 25,1% entre enero y febrero al 19,8% entre abril y junio, lejos del 25,2% de hace un año, y se prevé que baje aún más, hasta el 16%, en el tercer trimestre. Por eso Netflix se afana en buscar formas para seguir siendo rentable y cubrir los costes de producción de sus propios contenidos, como un plan barato incluyendo publicidad, restringir las cuentas compartidas o cobrar más por compartirse.
Ojo, algunos títulos podrían no estar disponibles en el plan barato con anuncios y pondrá un coste adicional por iniciar sesión en otro televisor fuera del hogar que paga la cuenta de Netflix
El primer caso supone la quiebra de lo que hasta ahora era su modelo, donde se ha buscado como aliado a Microsoft, y también supone ser, al igual que Google, mucho más peligro para la prensa libre al robarles parte de su principal fuente de ingresos; pero ojo, porque algunos títulos podrían no estar disponibles en este plan barato, aunque sí las producciones originales, según la revista online Deadline y las declaraciones de Ted Sarandos: “Hoy, la mayor parte de lo que la gente ve en Netflix puede ser incluido en el plan con anuncios. Algunas cosas no se incluirán y estamos en conversaciones con los estudios, pero si lanzásemos el producto hoy, los miembros del plan básico disfrutarían de una gran experiencia. No penséis que esto es un retraso importante para el negocio”.
Otra propuesta pasa por restringir las cuentas compartidas. “A corto plazo, una prioridad clave para volver a acelerar el aumento de los ingresos es evolucionar y mejorar nuestra monetización”, ha señalado Netflix en una carta a los accionistas. Y en este plan, entran especialmente “los [más de] 100 millones de hogares que actualmente disfrutan de, pero no pagan directamente a Netflix”. Ahora quiere probar la iniciativa ‘Netflix Home’ en varios países de Hispanoamérica, en la cobrarán un coste adicional (unos 3 euros) por iniciar sesión fuera del hogar que paga la cuenta de Netflix habitualmente desde otro televisor, aunque no desde ordenadores portátiles o teléfonos móviles mientras los usuarios viajan. Además, el pasado marzo, en algunos países se extendió la opción de agregar un miembro extra a la cuenta... aumentando la tarifa, eso sí.
Reed Hastings tiene claro que la televisión tradicional estará muerta “en los próximos cinco o diez años”. Y le interesa que sea así, claro está
Por su parte, el propio Reed Hastings tiene claro que la televisión tradicional estará muerta “en los próximos cinco o diez años”. Y le interesa que sea así, claro está, aunque en el sector del ‘streaming’ hay cada vez más competencia: HBO Max, Disney+, Prime Video, etc.
Paralelamente, no se puede olvidar que la plataforma de ‘streaming’ no renuncia a contenidos cristófobos ni al uso excesivo del sexo ni a la violencia, ni a lo políticamente correcto. De hecho, Elon Musk llegó a referir que la crisis de Netflix se debe al “virus woke” que impulsa: se trata del nuevo meneo ideológico que trata de sustituir a Cristo por una identidad: racial, sexual, política..., y supone una inversión de valores que precisa una censura férrea que impone lo políticamente correcto y el silencio y la eliminación del discrepante. Además, Netflix también impulsa la cultura de la muerte: está entre las multinacionales que financian abortos, al ofrecerse a pagar los gastos de viaje a empleadas para abortar