La blasfema y progre Netflix tiene unos cuantos problemas que debe afrontar más pronto que tarde. Entre ellos, la evolución de suscriptores que ya no estanca como en sus resultados de 2021, sino que ahora los pierde. Sin embargo, no hace la más mínima autocrítica y copia la tesis que usa Pedro Sánchez (en su caso para justificar la elevada inflación): culpa a la guerra de Ucrania y sus consecuencias, lo que provocó que suspendiera su servicio en Rusia.
La plataforma de streaming que dirigen Reed Hastings y Ted Sarandos ha perdido 200.000 suscriptores en el primer trimestre, su primera caída desde octubre de 2011, y lejos de su previsión (ganar 2,5 millones de usuarios), quedándose con un total de 221,64 millones. Suspender el servicio en Rusia ha provocado la pérdida de 700.000 suscripciones: “Sin este impacto, habríamos tenido 500.000 suscripciones adicionales”, frente al trimestre anterior, según ha explicado Netflix en un comunicado. Pero ojo, porque prevé una pérdida de 2 millones de suscriptores para el segundo trimestre… Y la reacción en bolsa no se hizo esperar: la acción se derrumbó un 27% tras el cierre del parqué neoyorquino el pasado martes, aunque en las operaciones regulares de la sesión había subido un 3,18%. Un castigo bursátil que prosigue este miércoles, con la acción hundiéndose más de un 36%.
La blasfema y progre plataforma de 'streaming' con sede en Los Gatos debe priorizar la calidad de los contenidos más que la cantidad. Hasta ahora no ha hecho ascos a contenidos cristófobos, uso excesivo del sexo, sexualización de niñas...
Ni siquiera el regreso de series esperadas como Stranger Things u Ozark ni el debut de la película The Grey Man, lograron atraer a muchos nuevos abonados. Claro que Netflix no sólo debe tener en cuenta la fuerte competencia que hay en el sector del streaming (Disney+, HBO Max, Amazon Prime Video…) y los potentes catálogos con los que cuentan estas plataformas y que puede influir por ejemplo en que Disney+ no pare de crecer desde su lanzamiento y ya tenga 129,8 millones de suscriptores, sino que también debería priorizar la calidad de los contenidos más que la cantidad.
En esto de la calidad, no hay que olvidar que Netflix no hace ascos a contenidos cristófobos (La primera tentación de Cristo o Paradise Police son algunos ejemplos), al uso excesivo del sexo (como se puede ver en 365 días, Halston, Los Bridgerton -que acaba de estrenar su segunda temporada- o Élite, así como en la sexualización de niñas o la perversión en dibujos animados) o al uso de la violencia (El juego del calamar). En su lista de polémicas, está la incorporación de series y películas en catalán, gallego y euskera… para blasfemar en todos los idiomas, y también ha quedado patente su peculiar moral: investiga a un alto cargo en España (David Ávalos) por no ser inclusivo con empleados LGTBI, pero al mismo tiempo apoya al cómico Dave Chappelle, crítico con los trans. Además, le quedan pocas producciones potentes propias (Stranger Things, The Crown, La casa de papel -adquirida tras el éxito de la primera temporada en Antena 3- o Los Bridgerton), no ha encontrado la fórmula del éxito en películas, pese a algunas excepciones (Roma o El Irlandés) y le ha sorprendido el éxito que ha tenido la serie surcoreana El juego del calamar o la película apocalíptica El final de todo que está entre lo más visto cuatro años después de su estreno, o de varias telenovelas hispanoamericanas (La Reina del Flow y Café con aroma de mujer). Este mes, se caerán de su catálogo la saga de Misión Imposible y la película de ciencia ficción La llegada, entre otros contenidos, pero llegará el thriller colombiano Pálpito, una historia de tráfico de órganos con cierto aire sobrenatural que se une a una compleja historia de amor.
Aumenta ingresos un 9,8%, a 7.264 millones de euros, pero el margen operativo ha pasado en un año del 27,4% al 25,1%, y el beneficio neto baja a 1.474 millones
aumentado sus ingresos a unos 7.264 millones de euros, un 9,8% más que hace un año, pero sin llegar a lo esperado por los analistas. El beneficio operativo ha ascendido ligeramente a 1.821 millones, pero el margen operativo ha pasado en un año del 27,4% al 25,1%. El beneficio neto también ha bajado, situándose en 1.474 millones, y la elevadísima deuda a largo plazo ha seguido en descenso, quedándose en 13.419 millones.Ante la pérdida de suscriptores, Netflix quiere poner coto a las cuentas compartidas, pues al parecer más de 100 millones de hogares en todo el mundo no están pagando lo que deberían por ver sus series y películas, según ha informado el semanario estadounidense dedicado al cine y a la cultura popular Variety. Un movimiento con el que se ha disfrazado de ‘conservadora’, al preferir una familia por hogar… pero sólo para ganar más dinero, porque si uno quiere compartir su cuenta con dos personas de fuera pagará más por usar la plataforma. Se espera que lo vaya implantando este año y esté completado en 2023. Eso sí, al mismo tiempo, está barajando un plan más barato, aunque los usuarios tendrían que ver algunos anuncios a cambio.
Paralelamente, la plataforma de streaming con sede en Los Gatos (California) ha aumentado sus ingresos a unos 7.264 millones de euros en el primer trimestre, un 9,8% más que hace un año, pero sin llegar a lo esperado por los analistas. El beneficio operativo ha ascendido ligeramente a 1.821 millones, pero el margen operativo ha pasado en un año del 27,4% al 25,1%. El beneficio neto también ha bajado, situándose en 1.474 millones, y la elevadísima deuda a largo plazo ha seguido en descenso, quedándose en 13.419 millones.