Mientras Grifols sufría el peor varapalo bursátil de su historia, BME presentaba 56 medidas para mejorar la competitividad de la bolsa española, en clara evolución negativa desde hace diez años. “Los mercados de capitales españoles son los que más peso y relevancia han perdido en el escenario europeo e internacional en la última década”, afirmó este martes Jorge Yzaguirre, de BME, durante la presentación del ‘Libro Blanco sobre el impulso de la competitividad de los mercados de capitales españoles’, elaborado junto a Deloitte Legal.
En total, 56 medidas que se pueden resumir en tres conceptos generales: menos burocracia, menos intervencionismo y menos impuestos. A Sánchez no le habrá gustado nada.
Bajando a lo concreto, BME propone, entre las medidas, “reducir la capacidad de veto y los límites regulatorios a la participación de inversores extranjeros en determinadas empresas (…) de manera que el régimen de autorización administrativa ‘ex ante’ únicamente aplique a las inversiones susceptibles de comprometer la seguridad nacional”, señala el Libro Blanco.
¿Y si se trata de una empresa que no compromete la seguridad nacional, pero es industrialmente estratégica, por ejemplo, de alimentación? ¿Qué pasaría si cayera en manos de fondos extranjeros? ¿Primaría el crecimiento de la bolsa española sobre la seguridad alimentaria de la población? Pues oiga, en principio, la propuesta de BME no me parece acertada.
Otra medida concreta, eliminar el impuesto a las transacciones financieras, que grava con un 0,2% la adquisición de acciones emitidas en España de empresas cotizadas con una capitalización bursátil superior a 1.000 millones de euros. Ha sido un fracaso, por cierto, porque recauda mucho menos de lo previsto: 150 millones en los primeros seis meses de 2021, su primer año vigente, frente a los 450 millones previstos. En cualquier caso, ¿por qué no aplicar la tasa Tobin, que grava el mercado de divisas, el más especulativo de todos? Y más todavía, ¿por qué, en lugar de más impuestos, el Gobierno no reduce el gasto público?
En resumen, la bolsa española lleva diez años perdiendo relevancia en Europa y hay que darle la vuelta a la situación. Muy bien, pero no a cualquier precio. En todo caso, mucho nos tememos que tendrá que ser con otro inquilino en La Moncloa. Es más, al actual seguro que se le ocurren medidas para aumentar más todavía la burocracia, el intervencionismo y, sobre todo, los impuestos.