Boeing se puede calificar ya como mucho más que ‘El Pupas’. Recientemente se ha declarado culpable de haber cometido fraude en las certificaciones de seguridad del 737 Max, tras dos accidentes que provocaron 346 muertes; a lo que se suma que la Administración Federal de Aviación (FAA, por sus siglas en inglés) ha llamado a revisión a 2.612 aviones por problemas con sus mascarillas de oxígeno y un avión de la aerolínea United Airlines ha perdido una rueda al despegar en Los Ángeles. No es broma.
El fabricante aeronáutico estadounidense afronta muchas dificultades en los últimos años y no parece levantar cabeza. Ante los problemas de seguridad y los dos accidentes citados, el Departamento de Justicia de EEUU tenía previsto acusar a Boeing de fraude y ofrecerle un acuerdo de culpabilidad para evitar ir a juicio, según informaron The New York Times y The Guardian... y así ha sucedido: Boeing se ha declarado culpable. A esto se suman: el batacazo del Covid-19, los problemas en otros modelos y en las entregas del 787 por un proveedor, la crisis de seguridad de los 737 Max 9, problemas en las alas del 787 y en el primer viaje de su primera nave tripulada (la Starliner) al espacio -tuvo que retrasar su salida y también su vuelta a la Tierra-, y ahora la pérdida de una rueda en un despegue en un avión de United Airlines con 174 pasajeros a bordo... y en plena época álgida de vuelos por las vacaciones. Todo esto ha llevado a que su cotización acumule una caída del 26% en lo que va de año y del 49% en el último lustro. Además, en resultados económicos, tampoco está para demasiadas fiestas: en el primer trimestre logró reducir pérdidas, pero los ingresos también bajaron por la crisis de seguridad. Unos problemas que también han empezado a afectar a algunos de sus clientes, por ejemplo, a la aerolínea low cost noruega Norwegian, que ha rebajado su previsión de resultado operativo por el retraso en las entregas de aviones Boeing.
Por su parte, su principal rival, el fabricante aeronáutico europeo Airbus vuela algo mejor, aunque afrontando alguna que otra turbulencia. Hace casi dos semanas, sufrió un ‘aterrizaje’ en bolsa, al rebajar previsiones... por problemas en la cadena de suministro. Eso sí, a los inversores les gustó que se pusiera manos a la obra para intentar solucionar algo de la parte que depende de sí mismo con la compra de los programas del proveedor Spirit Aerosystems, mientras Boeing adquirirá el resto de Spirit. Asimismo, tras años de despidos y cierres, Airbus apuesta por España como centro para abastecer de piezas de helicópteros a sus plantas europeas.
El pasado mayo, el fabricante aeronáutico europeo que dirige Guillaume Faury registró menores entregas en mayo que hace un año, constatándose que debería elevar la producción y las entregas para llegar al objetivo anual (que ha pasado de 800 aviones comerciales a 770). Ahora ha informado de que ha entregado 67 unidades en junio, cinco menos que en el mismo mes de 2023; mientras en el conjunto del primer semestre la cifra ha alcanzado 323, siete más. Por su parte, en pedidos, Airbus ha registrado 73 en el sexto mes, una cifra más normalizada frente al récord histórico de hace un año (902); y en el acumulado entre enero y junio, la cifra ha sido de 327, 753 menos que en el mismo periodo de 2023. Y esto parece que no ha hecho del todo gracia a los inversores: la cotización desciende un 1,65%.
A media tarde de este martes, se han conocido las cifras de entregas y pedidos de Boeing, que se queda lejos de Airbus. El fabricante aeronáutico estadounidense ha entregado 44 aviones comerciales en junio, frente a los 66 del mismo mes de 2023; y acumula 175 entregas en el primer semestre, 86 menos que hace un año. Respecto a los pedidos, la cifra se ha situado en 14 aviones comerciales en junio, 290 menos, y 156 en lo que va de año, 371 menos.