La renta fija más importante del mundo, la referencia global, es decir, el bono norteamericano a 10 años volvió ayer al 4%. Al tiempo, las señales que emite la Reserva Federal norteamericana es que la bajada del precio del dinero se retrasa por lo menos hasta fin de año.
No es de extrañar que los bolsas europeas se replegaran ni es de extrañar que toda la economía mundial languidezca, por falta de presente y por temor al futuro.
No podemos luchar contra esta inflación con tipos altos porque el problema está en que producimos menos, no en que consumamos más. Pero a ver quién se atreve a decir esto con los verdes -dueños de las cancillerías occidentales- empeñados en que estamos destruyendo el planeta
El gran error del momento presente consiste en creer que el mayor enemigo actual de la economía es la inflación, cuando es la ecología, con los verdes empeñados en que volvamos a la caverna. Cuando la producción, es decir, la creatividad humana, se reduce en todo el mundo, incluido China, que tampoco es ajena a lo políticamente correcto, los gobiernos occidentales claman por un menor consumo.
Incluso la Navidad les molesta porque la gente está más optimista en esta época, crea o no en la encarnación del Verbo, y consume más. Otra vez , Occidente corre con mangueras a las inundaciones y con barcas a los incendios, justo lo contrario de los que hay que hacer.
A ver si lo comprendemos: no podemos luchar contra esta inflación con tipos altos porque el problema está en que producimos menos, no en que consumamos más. Pero a ver quién se atreve a decir esto con los verdes -que ocupan el poder- empeñados en que estamos destruyendo el planeta.
Y lo que es más importante: de nada sirve subir los tipos si los estafadores del cambio climático exigen producir menos e incluso subvencionar al que no produce. La clase dirigente en el Occidente actual valora más la vagancia que la laboriosidad y eso se deja ver en políticas fiscales como la española, la del número dos del Gobierno y del PSOE, María Jesús Montero, política fiscal verdaderamente depredadora con las clases media y con las empresas, pequeñas y grandes, pero, sobre todo, contra las primeras, es decir con los elementos más productivos de la sociedad.
De nada sirve subir los tipos si los estafadores del cambio climático exigen producir menos e incluso subvencionar al que no produce. La clase dirigente en el Occidente actual valora más la vagancia que la laboriosidad
Los precios suben porque producimos menos. La subida de tipos reduce el océano de liquidez en le que nos movemos, y eso está bien, pero no podrá reducir los precios salvo que aumente la producción mundial, Pero ya saben: producir menso es destruir el planeta y el que niegue tamaña estupidez es un negacionista.
Así que, la tentación de familias y empresa consiste en cruzarse de brazos, mientras los perezosos ensalzan "nuestros derechos". Es decir, el derecho a comer la sopa boba, gracias a los subsidios públicos que financiamos con... el dinero de los demás.
Nuestro enemigo no es la inflación, el enemigo más tremendo al que se enfrenta hoy la economía es la ecología.