Antonio Brufau ha vuelto a dar una nueva lección energética, al referir que “el mix energético debe basarse en la realidad de la demanda y no en políticas ideológicas”. Sin duda, la vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Energética y el Reto Demográfico, Sara Aagesen, así como su antecesora y hoy vicepresidenta europea, Teresa Ribera, deberían haberla escuchado… pero estaban en el Foro de Davos. Recuerden (aunque Brufau no se ha referido a ello) que la política energética del Gobierno Sánchez en la que ambas han participado se ha movido más por ideología... y un buen ejemplo de ello es la insistencia en cargarse la energía nuclear con un calendario de cierres y una excesiva carga fiscal, frente al renacimiento que vive en casi todo el mundo.
Un día después de que el Congreso de los Diputados tumbara el real decreto con el que el Gobierno pretendía prorrogar el impuestazo energético (ya saben, el paripé de la vicepresidenta primera y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, para contentar a Sumar y a Podemos) y de que Josu Jon Imaz, CEO de Repsol, estuviera entre los asistentes al encuentro de Pedro Sánchez con directivos empresariales en Davos; el presidente de Repsol ha empezado su intervención en el evento 'Impacto geopolítico en los mercados energéticos 2024' (donde además se ha presentado el Anuario Estadístico Energético de Repsol), recalcando que “la energía es un vector de desarrollo y necesaria para el crecimiento económico y el progreso”. Por ello es clave tener “disponibilidad de energía suficiente”, es decir, garantía de suministro, energía a “precios asequibles y de forma segura y armoniosa”… lo que en su opinión se define como “energía sostenible en un sentido amplio”.
Para Brufau, “la transición energética debe incorporar la realidad geopolítica que marca la oferta y la demanda” porque el carbón, el petróleo, el gas y los minerales críticos no están en todos los países. Asismismo, considera que “la autonomía estratégica es vital para Europa” y es necesario “reforzarla y aumentar la resiliencia económica”. Además, ha referido que en un escenario como el energético, marcado por una enorme complejidad, “el pragmatismo, los datos y la tecnología deberían ser las bases de una transición que devuelva a Europa el protagonismo que nunca debió perder”.
El presidente de Repsol ha señalado que 2024 fue un año marcado por la resiliencia de la demanda de petróleo, que creció en más de 1 millón de barriles en todo el mundo, pese a la desaceleración de sus importaciones en China; y también por los conflictos en Oriente Medio y las tensiones entre EEUU y China. Asimismo, ha referido una tendencia a la normalización de los precios energéticos tras el shock que supuso la invasión rusa de Ucrania y el inicio de la guerra, aunque en Europa siguen significativamente más altos que en el resto, lo que eleva los costes de sus industrias y lastra su competitividad. De ahí que Brufau considere que los informes de Enrico Letta y Mario Draghi “deberían marcar las políticas de la nueva Comisión Europea”. De hecho, Draghi apuesta “por “aumentar la industria sin poner en riesgo la transición, por la seguridad de suministro y por reducir la dependencia energética”.