La Comisión Europea ha confirmado hoy la imposición de hasta un 35% de aranceles a los coches eléctricos chinos, por un periodo de hasta cinco años, con el objetivo de proteger la industria automovilística europea.
Eso sí: la votación no ha sido unánime, pues ha obtenido 10 votos a favor, 5 en contra y 12 abstenciones, entre estas últimas la de España.
Cabe recordar que el pasado mes de julio, España había había apoyado los aranceles. Pero en su visita a China, Pedro Sánchez 'cambió de opinión' y criticó duramente la medida (para salvar al cerdo español, amenazado de aranceles por Pekín), lo que no ha evitado que hoy, en lugar de votar en contra, España se haya abstenido.
El ministro de Economía español, Carlos Cuerpo, ha explicado hoy que la abstención española “es coherente” con la idea del Gobierno de buscar “una solución negociada para proteger un sector estratégico como la automoción“ y evitar al mismo tiempo ”una escalada perjudicial para todos” con “un socio estratégico” como China. Vamos, para evitar los aranceles al sector porcino español en China, que podría enfrentar pérdidas anuales de 500 millones de euros, ya que actualmente, España es el principal socio europeo exportador de carne de cerdo a territorio chino.
Quien sí se ha opuesto a los aranceles a los coches eléctricos chinos ha sido Alemania, porque los teutones venden muchos coches en China y no desean que los de Xi Jinping les apliquen a ellos aranceles.
No obstante todo esto, las negociaciones de las autoridades europeas con sus homólogas chinas continúan en orden a lograr una solución negociada con Pekín que minimice el riesgo de una guerra comercial entre ambos.
“La UE y China siguen trabajando duro para explorar una solución alternativa que debería ser compatible con la Organización Mundial de Comercio, capaz de responder a los perjuicios por las subvenciones demostradas por la investigación de la Comisión”, ha explicado la institución en un comunicado.