Construcciones y Auxiliar de Ferrocarriles (CAF) no va a todo tren y menos en el parqué: este lunes ha recibido castigo bursátil (-5,3%) tras los resultados de 2022 presentados poco antes del cierre de sesión del pasado viernes 24. Y es que desplomó su beneficio neto (-39%) y redujo su resultado bruto de explotación -ebitda- un 9%, por culpa de la inflación, la crisis de suministros y el bajo margen de varios proyectos.
El fabricante de trenes y autobuses vasco, con sede en Beasain (Guipúzcoa), tiene como principales accionistas a sus empleados (dueños del 24,973% del capital) y a Kutxabank (14,056%). Su elevado grado de diversificación -trenes regionales, de Cercanías y de alta velocidad; tranvías; metros; y autobuses- le permite contar con numerosos proyectos, pero se ha pasado un poco de listo al tener algunos con bajo margen y la crisis de suministros y la inflación está perjudicando a su ejecución, causando al mismo tiempo sobrecostes. Parece que ahora ha reaccionado, pues renunciará a contratos -adjudicados y no adjudicados- que reduzcan su rentabilidad por la falta de coberturas, movimiento que forma parte de un plan donde también apostará por la contención de precios en acuerdos cerrados sin comprometer pedidos a largo plazo en materias primas, estabilizando las tarifas eléctricas y acopiando materiales
Su margen operativo ha sido del 7,3%, 1,5 puntos inferior al del año anterior, pero superando las previsiones de los analistas del Banco Sabadell (7,1%). Estos expertos han destacado que el mejor margen se debe a la división ferroviaria, porque en Solaris el margen ebitda ha sido sólo del 2,9%
CAF ha tenido un beneficio neto atribuible de 52 millones de euros, un 39% inferior al de 2021, una comparativa ligeramente menos negativa que en los nueve primeros meses (-41%). El desplome se debe a la inflación (precios energía, laborales y materiales) y la falta de componentes que ha lastrado especialmente la división de autobuses Solaris, como en 2021, así como el mayor gasto financiero por la subida de los tipos de interés. El ebitda ha bajado un 9%, a 232 millones, con un margen operativo del 7,3%, 1,5 puntos inferior al del año anterior, pero superando las previsiones de los analistas del Banco Sabadell (7,1%). Estos expertos han destacado que el mejor margen se debe a la división ferroviaria, porque en Solaris el margen ebitda ha sido sólo del 2,9%.
A pesar de todo ello, CAF ha logrado récords de ventas y de contratación en 2022. Las primeras han ascendido a 3.165 millones (+8%), siendo 2.469 millones (+11%) procedentes de trenes, con 1.401 unidades entregadas, y descenso en Solaris (-3%), pese a los 1.492 autobuses entregados. La contratación de proyectos se ha disparado un 64%, a 6.205 millones, elevando la cartera de pedidos a 13.250 millones (+37%), por lo que tiene carga de trabajo para tiempo... sólo que debe cuidar más los márgenes y los costes en este contexto que vivimos. Además, su deuda neta ha sido de 278 millones, mejor de lo esperado por los citados analistas.
El dividendo será de 0,86 euros por acción (-14%). Mientras el CEO, Javier Martínez Ojinaga, recibe un 120% más de remuneración, que se ha situado en 727.000 euros; y la consejera secretaria, Marta Baztarrica, 434.000 (+27,65%)
Los buenos datos de ventas y contratación no repercutirán en el dividendo, que será de 0,86 euros por acción, un 14% menor al de 2021. Pero sí han tenido efecto en las remuneraciones de los consejeros ejecutivos, el CEO, Javier Martínez Ojinaga, y la consejera secretaria Marta Baztarrica. El primero ha pasado de los 330.000 euros de 2021 por cuatro meses de trabajo (fue nombrado CEO el 1 de septiembre de 2021) a 727.000 euros en 2022 por su labor durante 12 meses. Por su parte, la segunda ha incrementado su remuneración un 27,65%, de 340.000 euros a 434.000. En total, CAF ha destinado 2,197 millones a remunerar a sus consejeros, aunque también ha elevado la remuneración media de los empleados un 7,32%, de 41.000 euros a 44.000.
Y al hablar del fabricante de trenes vasco no se puede olvidar que se ha visto implicado en la crisis de Renfe por los trenes de Asturias y Cantabria, aunque no tenga culpa: es el que los hace y advirtió del error de las medidas, e incluso tenía algún prototipo. Una crisis de la que por ahora se ha salvado la ministra Raquel Sánchez, pero no Isaías Táboas ni Isabel Pardo de Vera, tras dos ceses poco relevantes que se acometieron en Renfe y en Adif. Además, tampoco hay que perder de vista el plan estratégico que presentó hace unos meses y para el que ya tenía casi todas las inversiones garantizadas, sólo debe ser más cuidadoso con el margen.