Entre las grandes petroleras de EEUU, hay una de cal y otra de arena a la vista de sus últimos resultados: la segunda, Chevron, se ha movido más a la baja que la primera, Exxon Mobil. Y por si esto no bastara, además ha anunciado que se muda del estado de California al estado de Texas, donde está la sede de Exxon, por la presión regulatoria y medioambiental.

El encarecimiento del petróleo no ha sido suficiente para compensar el menor precio del gas natural, los mayores costes, las interrupciones operativas y los menores márgenes. Así, Chevron ha visto caer su beneficio neto atribuido un 21,1% en el primer semestre, a 9.120 millones de euros, pese a lograr un discreto alza de los ingresos (+0,2%), hasta 91.706 millones. Sólo entre abril y junio, el beneficio bajó un 26,2%, a 4.070 millones, con un descenso del 9,4% en el negocio de exploración y producción (más conocido como upstream, dentro del argot del sector), a 4.103 millones; y un desplome del 60,4% en refino y marketing (también llamado dowstream), a 548,1 millones. Además, los costes y otras deducciones aumentaron en el segundo trimestre un 7,5%, a 40.525 millones, por la subida del coste del crudo adquirido y de los gastos operativos.

El presidente y CEO de Chevron, Mike Wirth, afirma que “a pesar de las recientes interrupciones operativas y la reducción de los márgenes, seguimos preparados para lograr un crecimiento considerable a largo plazo de los beneficios y el 'cash flow'”

La cotización de Chevron acumula un descenso del 6% en los últimos cinco días, lo que refleja que a los inversores no les han gustado las cifras y que no se han contentado con el anuncio de un dividendo trimestral de 1,50 euros que se repartirá el próximo 10 de septiembre, y que tampoco terminan de creerse al presidente y CEO, Mike Wirth, cuando afirma que “a pesar de las recientes interrupciones operativas y la reducción de los márgenes, seguimos preparados para lograr un crecimiento considerable a largo plazo de los beneficios y el cash flow”. Además, no parece que les haya hecho gracia el anuncio del traslado de las oficinas centrales de San Ramón (estado de California) a Houston (Texas, estado gobernado por el republicano Greg Abbott) antes de fin de año por la presión regulatoria y medioambiental del estado que gobierna el progre y demócrata Gavin Newsom. Además, no hay que olvidar que salió de compras y se hizo con el productor de petróleo y gas Hess en 2023 por unos 56.628 millones (incluyendo también deuda).

Por su parte, Exxon Mobil, la petrolera más grande de EEUU, ha tenido más alegrías en cuestión de cifras y su cotización sólo ha bajado un 1,7% en los últtimos días. Es cierto que su beneficio semestral ha descendido un 9,6%, hasta 16.122 millones, pero al mismo tiempo, sus ingresos han crecido un 3,9%, a 162.641 millones. En esto ha contribuido el récord de beneficio obtenido entre abril y junio, tras aumentar un 17,3%, alcanzando los 8.532 millones; e ingresar 85.927 millones (+12,2%); a pesar de mayores costes y deducciones (73.309 millones, un 11,4% más). “Hemos obtenido en el segundo trimestre los beneficios más elevados de la última década, al tiempo que seguimos mejorando la capacidad de generación de beneficios de la empresa”, ha subrayado su presidente y CEO, Darren Woods.

“Hemos obtenido en el segundo trimestre los beneficios más elevados de la última década, al tiempo que seguimos mejorando la capacidad de generación de beneficios de la empresa”, subraya el presidente y CEO de Exxon Mobil, Darren Woods

La petrolera más grande de EEUU tiene su sede en Spring, al norte del área metropolitana de Houston, ciudad a la que se mudará Chevron antes de fin de año. Al igual que su colega de sector, ha anunciado un dividendo que pagará el próximo 10 de septiembre, aunque mucho más pequeño, pese a tener mejores resultados y ser más grande: de 0,88 euros. ¿El motivo? Probablemente, la estimación de destinar 25.854 millones a gastos de capital y de exploración para el conjunto del año, de los que 2.770 millones los aportará la recientemente adquirida Pioneer, que supuso su mayor operación corporativa (unos 60.882 millones, incluyendo deuda) desde la fusión entre Exxon y Mobil en 1999.

A la vista de las cifras de las dos grandes petroleras de EEUU, dentro del sector, la portuguesa Galp sigue siendo la que más ha sonreído, al lograr más beneficio e ingresos. Le sigue en alegría la francesa TotalEnergies, que ha visto caer su beneficio muchísimo menos que la noruega Equinor y la italiana Eni. Por su parte, la española Repsol ha notado el gas barato y el menor margen de refino, y Cepsa ha logrado salir de pérdidas, mientras que los números rojos de la mexicana Pemex han sido elevadísimos. Y la británica BP, como Shell, ha tenido menos ingresos y beneficio, pero ha subido en bolsa por las recompras de acciones... y también más dividendo.