Este lunes por la tarde comienza el Foro Davos 2024. Suponemos que los asistentes, todos ellos muy preocupados por el cataclismo climático, viajarán a Suiza de una manera sostenible, por ejemplo, en trineo.
Como todos los años, la cita comienza con el informe anual de Oxfam Intermón ('Desigualdad, S.A.'), que siempre concluye de la misma manera: los ricos son más ricos y los pobres, más pobres. Concretamente, las cinco mayores fortunas del mundo más que duplicaron su riqueza desde 2020, pasando de 405.000 millones de dólares a 869.000 millones. Mientras, el patrimonio acumulado del 60% más pobre -unos cinco mil millones de personas- se redujo. Eso sí, a estas alturas seguimos sin saber qué es un rico y qué es un pobre, para Oxfam.
Oxfam omite que los beneficios empresariales tienen tres destinos: impuestos, reservas (inversión) y dividendos que, por cierto, vuelven a pagar impuestos
La culpa de esta creciente desigualdad, según la ONG de origen jesuita, la tienen las grandes empresas que obtienen beneficios millonarios, como si ganar dinero fuera algo perverso. Lo que no explica Oxfam es que los beneficios empresariales tienen tres destinos: pagar impuestos, reservas e invertir para crecer, por ejemplo, creando empleo, y pagar dividendo a sus accionistas, muchos de los cuales no son millonarios sino jubilados que obtienen así un complemento a su pensión. En cualquier caso, el que cobra un dividendo vuelve a pagar impuestos a través del IRPF.
Pero a Oxfam le da lo mismo: las empresas son malas porque ganan mucho dinero, no pagan suficientes impuestos, no crean suficiente empleo y pagan dividendos demasiado elevados a unos pocos privilegiados que, en muchos casos -y esto tampoco lo admiten- crearon la empresa con su esfuerzo y trabajo.
La solución de la ONG se la pueden imaginar: más impuestos. “El poder empresarial desbocado y la extrema riqueza no pueden seguir campando a sus anchas. El sector público debe implementar una regulación adecuada que priorice el bien común y los intereses de la mayoría frente a los de unos pocos”, afirmó Franc Cortada, director general de Oxfam Intermón.
Miren por dónde, la ONG nunca propone bajar los impuestos y fomentar la propiedad privada pequeña, la única vía para que las personas y las familias prosperen de verdad y, más importante aún, para que sean más libres
¿Y qué empresas son las que actualmente muestran, en mayor medida, estas desigualdades, en España? Efectivamente, energéticas y bancos, por lo que la solución pasa por el impuestazo a estas compañías aprobado por el Gobierno Sánchez.
La traca final: “Sabemos que el poder público puede frenar la avaricia de las grandes corporaciones y de las grandes fortunas. El Estado tiene que regular los monopolios, empoderar a las personas trabajadoras, gravar estas enormes ganancias corporativas y, fundamentalmente, invertir en una nueva era de bienes y servicios públicos”, aseguró Cortada.
Miren por dónde, la ONG, tan preocupada por la pobreza, nunca propone bajar los impuestos y fomentar la propiedad privada pequeña, la única vía para que las personas y las familias prosperen de verdad. Además, incluso más importante, serían más libres al no depender tanto de papá Estado. Tal vez por eso a Oxfam no le gusta la propiedad privada pequeña, como tampoco le gusta a Sánchez.