La caradura del Gobierno no tiene límites, aunque en esta ocasión el tema se centra en la vicepresidenta ecológica, Teresa Ribera. Y es que ahora ve como muy estratégicos los negocios energéticos renovables, pero hace poco más de un año apoyaba que el fondo australiano IFM se hiciera con Naturgy (algo que, afortunadamente, no pasó).

Parece que el Gobierno Sánchez se está aficionando a topar... Al del precio del gas en el mercado mayorista de electricidad -aún no aprobado, pero que creará un nuevo déficit de tarifa millonario... y elevará la factura de los clientes del mercado libre, beneficiando a los “tontos” de la regulada, según Ignacio S. Galán-, ahora se sumaría el tope que quiere hacer a la entrada de inversores extranjeros en negocios energéticos renovables.

La burbuja especulativa con las renovables (con múltiples compañías del sector cotizando en bolsa y operaciones de compra y venta donde aparecen fondos dispuestos a aprovechar la ocasión) sigue creciendo, aunque más lentamente: Q-Energy vende 4.500 MW a Verbund por unos 1.000 millones

Se está preparando el nuevo decreto de control de las inversiones extranjeras, pero las cosas de palacio van despacio y los ministerios de Transición Ecológica y de Industria, Comercio y Turismo no se ponen del todo de acuerdo. Se llegó a barajar un tope del 5% en potencia instalada del conjunto del mercado, pero si el inversor extranjero se queda por debajo, no necesitaría de autorización previa, y también se quería fijar un límite para los que hacen una o más operaciones sucesivas pero aún no se ha definido.

Esto no es baladí en el escenario de burbuja especulativa con las renovables que hay en España (con múltiples compañías del sector cotizando en bolsa y varias operaciones de compra y venta en las que aparecen fondos -de inversión y soberanos (como la estatal China Three Gorges, que abrió filial en España) dispuestos a aprovechar la ocasión) y que sigue creciendo, aunque de forma más lenta tras la pandemia del Covid y porque las condiciones ya no son tan buenas. Eso sí, Ribera sigue entusiasmada con las placas solares y los molinillos de cara a la transición energética, y la última muestra de esta burbuja se puede ver en que Siemens Gamesa ha vendido 3.900 megavatios (MW) de proyectos en desarrollo a la escocesa SSE; y Q-Energy, brazo inversor en renovables de la gestora de fondos de capital riesgo española Qualitas Energy, ha vendido más de 4.500 MW eólicos y fotovoltaicos a la energética austríaca Verbund, por unos 1.000 millones de euros.

 

Paralelamente, el Gobierno Sánchez prepara un plan de ahorro para reducir el consumo de energía, siguiendo las directrices de la Agencia Internacional de la Energía (AIE). Entre las medidas, se plantea bajar el límite en autovías a 100 kilómetros por hora, llegando más lejos que en 2011, cuando el piloto asturiano de Fórmula 1 Fernando Alonso lo criticó señalando que había más medidas para ahorrar combustible y que “a 110 kilómetros por hora es incluso difícil mantenerse despierto”. Claro que también hay un impulso al teletrabajo para los funcionarios y al autoconsumo en los edificios públicos, e incluso el día sin coche, mientras la AIE también refiere que se puede bajar el termostato (algo que ya hace la muy ‘sostenible’ Ana Botín, presidenta del Banco Santander) y ajustar el aire acondicionado.